La incondicionalidad condicionada del amor

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El amor, ¿realmente puede ser incondicional? No creo, porque observando a mi alrededor, todo el cosmos que me gira en torno, veo al amor como direccional, porque el amor siempre necesita tener un enfoque, siempre se fija en algo y por lo tanto elije, se centra y pone su atención en el objetivo elegido. Es por eso que no se ama todo del mismo modo, al no amar a todo y a todos de la misma manera, el amor rompe límites y encuentra la libertad de ser simplemente amor; elige amar o no. Pero aun en el no amar, continúa manteniendo su esencia de amor condicional.

Al elegir, entonces respeta. No es lo mismo amar que respetar. Y es que, en nuestra realidad, no se puede amar a alguien o algo con lo que no nos identificamos, entonces, lo respetamos y marcamos el espacio necesario para que ambas energías puedan seguir existiendo.

La incondicionalidad del amor no la veo, ni siquiera en el amor más puro, esa energía que se manifiesta como divina… ¡Ni el amor divino es incondicional! Aun en la perfección de la naturaleza, se deja sentir el desamor de la selección, necesaria para la reconstrucción… La energía que rige al universo es condicional: sigue reglas precisas: más que reglas, causalidad y la causalidad impone condiciones, la física, la química, todo sigue reglas específicas que vienen modificadas por la causalidad

La causalidad es resultado y origen a la vez de condiciones. El amor entre dos personas que han elegido amarse en un momento preciso en el que la causalidad del universo les ha puesto frente a frente, ante todo esto de incondicionalidad, causalidad, condicionamiento, enfoque, ¿dónde queda? ¿En la aceptación? ¿En la elección?

Si por alguna razón alguno de los dos amantes, por alguna suerte de accidente existencial o neurológico, se convirtiera en una persona diferente y opuesta a quien siempre había sido, quizás el otro amante seguiría amando la memoria de quien fue su compañero, lo bonito de la relación, pero muy probablemente sería insostenible seguir amando de la misma forma en la que hasta ese momento se amaba. Si fuese contrario a lo que los había unido, el enfoque sería diferente, entonces se tendría que tomar la decisión de cambiar la forma de amar, porque una de las variables, una de las condiciones no era la original.

En las relaciones, el amor se enfoca en las esencias que se van enriquecido mutuamente conforme pasa el tiempo, en la evolución del amor, las condiciones se refuerzan y el amor se fortalece. Son condiciones que varían para bien, para la prosperidad del amor. Si el amor fuera incondicional, no existirían variantes. Pensar en un amor que no cambia, es como pensar en el eterno movimiento, en la eterna juventud.

Realmente el amor que no cambia no existe, como no existe ese movimiento constante sin fluctuaciones que intentaron hacer alguna vez los renacentistas con sus máquinas de movimiento perpetuo.

El movimiento universal quizás (quizás…) sea eterno y quienes analizan el universo intuyen que hay ciclos de contracción y expansión, pero nunca expansión perpetua o contracción constante. Es movimiento con variaciones.

El amor es amor porque tiene la propiedad del cambio, ¿cómo se generaría, cómo se transmitiría si fuera siempre igual, siempre incondicional, constante y sin variaciones? Una madre (el amor que debiera ser incondicional por excelencia) va modificando su amor conforme el hijo va creciendo, conforme ella misma va cambiando con el paso de los años. El amor se modifica, se condiciona y existe pero siempre condicionado por las manifestaciones que el hijo va aportando a la relación, es la relación misma, la convivencia del día a día la que fortifica el amor y lo hace sustancialmente libre, mas no incondicional, pues siempre hay límites que condicionan al amor. Por muy duro que parezca, una madre puede dejar de amar a su hijo si las condiciones de la vida la llevan a esa causalidad, al cambio de dirección. 

El amor es creación, es manifestación, es libertad de expresión… Quien observa y al recibir critica y rechaza, manifiesta la incondicionalidad del amor, pues limita la trascendencia y el cambio del amor que es diferente al que él imagina. Limita la propia libertad de elegir. Quien intenta enseñar a amar, condiciona y quien acepta regirse por las manifestaciones de amor que recibe también se condiciona por elección.

Hay una concepción del amor que no es muy clara en los seres humanos porque idealizan un pensamiento utópico que no aplican. El amor no es incondicional, porque el origen de todo es condicional.

Condicionada por el amor
Peregrina.

Imágenes: Arte de David Adey realizado con fragmentos de fotografías de la piel de diferentes personas.