Noche de verano

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El silencio de esta calurosa noche, mientras mis hombres duermen y yo… Todavía quiero seguir despierta. Profundamente enamorada de ellos.

Ellos son como chocolate con pimienta roja y tinto amaderado. La exuberancia de la delicada complacencia; una exótica, resplandeciente combinación, que evoca tentaciones y desparrama solsticios en el tiempo que se desvanece en las sombras.

La vida, a veces, se hace esperar, se desvanece y se pierde o se esparce hasta explotar. Se transforma, sin darnos casi cuenta, nos absorbe y… La vida nos mata, poquito a poquito…

Sentir la vida que, en un de repente, empieza a existir dentro, ahí en donde el placer toma forma transformando el suspiro en latido y el gemido en palpitaciones, es experimentar el infinito, la inmensa sorpresa de la magia que se expresa, en silencio, escondida.

El tiempo pasa. Origen y consecuencia, dejan sus sueños acurrucados en el silencio de una noche que se disuelve con sabor de tinto amaderado y chocolate amargo con pimienta roja.

Y los amo profundamente.

Peregrinando en el sueño de una noche de verano. Mi sueño, mi noche, mi verano.

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