Evocación. Cuando los colores hablan y dan sentido.

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Mi personalidad ha quedado marcada por cada una de las tintas que han teñido mi retina al observar los paisajes que entran en mi cuerpo cuando abro los ojos. Cada imagen se torna en sensación y respiro aromas ya conocidos no con mi olfato, sino con la perspicacia que vive en mi imaginación, la emoción vuela al ritmo de música que se lee en la partitura de los recuerdos que bailan en mi mente.

Sensaciones que marcan instantes que permanecen. Negros difusos que se tornan en grises celestiales. Brillos silenciosos se revierten en vientos que inspiran ideas que me mantienen viva y continúan dictando remembranzas y nuevos deseos. Evocaciones que sonreirán a la vida cuando, en la nostalgia del momento, cierre los ojos, haciendo una pausa en el presente que encierro en un suspiro…

Y vuelvo a abrir los ojos, y una vez más me lleno de vida… y la tuya ¿tiene colores que te dan sentido?
Peregrina.

Hace un tiempo, intervinieron esta página y robaron muchas de las imágenes que había elegido para mis escritos. No logro recordar qué fotografía había elegido para esta entrada y estas que he puesto ahora fueron tomadas 8 años después del momento en que me llegó la inspiración de lo que escribí. De cualquier forma, el velo con el que bailo en esa foto, definitivamente ha marcado con su color varios momentos importantes en mi vida: ha sido inspiración en mi danza; ha cubierto mis hombros del frío y mis brazos del sol, me ha acompaño en momentos felices y lo he usado para secar mis lágrimas… Por eso lo elegí, nueve años después de haber escrito esas palabras.

Ferragosto

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De rerum natura, o bien sobre la naturaleza de las cosas

Una joya literaria que encontré por casualidad en un rincón romano. Se trata de un poema escrito por Tito Lucrecio Caro en el Siglo I a.C. Forma parte de la obra «De Rerum Natura», seis libros en los que el alma humana de un filósofo intenta comprender la realidad en la que vive, entre dioses, miedos y maravillas de la creación que le rodea.

Elegí la Invocación a Venus para celebrar «Ferragosto» una fiesta que ya los romanos celebraban desde tiempos inmemoriales conocida entonces como «Feriae Augusti» las fiestas dedicadas a la diosa Diana, el gozo de la fertilidad.Durante estas festividades se cerraba el ciclo del trabajo de la tierra, el gozo de la mitad del verano, un período de descanso y celebración del sol antes de la llegada del otoño, arduo trabajo de cosecha y la llegada del invierno en el que los rayos del sol dejan de acariciar la tierra.

Siglos más tarde, con la llegada del catolicismo, el 15 de agosto fue dedicado a la Asunción de la Virgen María a los cielos, una forma de transmutar la fiesta pagana en religiosa, continuando con la celebración de la Divinidad Femenina.

Hasta la fecha, Ferragosto es un día de fiesta y celebraciones. Una tradición pagana que deja a las principales ciudades italianas en manos de los turistas que encuentran todos los negocios y servicios (aún los más esenciales) cerrados, pues todo mundo va a disfrutar del sol en la playa o en el campo; comida, bebida, y sol, mucho sol en compañía de amigos y familiares.

Sin más,

«La naturaleza de las cosas» Lucretius Carus, De rerum natura

Libro 1.1-145
Invocación a Venus (1-49)
Aeneadum genetrix, hominum divomque voluptas,
alma Venus, caeli subter labentia signa
quae mare navigerum, quae terras frugiferentis
concelebras, per te quoniam genus omne animantum
concipitur visitque exortum lumina solis:
te, dea, te fugiunt venti, te nubila caeli
adventumque tuum, tibi suavis daedala tellus
summittit flores, tibi rident aequora ponti
placatumque nitet diffuso lumine caelum.
nam simul ac species patefactast verna diei
et reserata viget genitabilis aura favoni,
aeriae primum volucris te, diva, tuumque
significant initum perculsae corda tua vi.
inde ferae pecudes persultant pabula laeta
et rapidos tranant amnis: ita capta lepore
te sequitur cupide quo quamque inducere pergis.
denique per maria ac montis fluviosque rapacis
frondiferasque domos avium camposque virentis
omnibus incutiens blandum per pectora amorem
efficis ut cupide generatim saecla propagent.
quae quoniam rerum naturam sola gubernas
nec sine te quicquam dias in luminis oras
exoritur neque fit laetum neque amabile quicquam,
te sociam studeo scribendis versibus esse,
quos ego de rerum natura pangere conor
Memmiadae nostro, quem tu, dea, tempore in omni
omnibus ornatum voluisti excellere rebus.
quo magis aeternum da dictis, diva, leporem.
effice ut interea fera moenera militiai
per maria ac terras omnis sopita quiescant.
nam tu sola potes tranquilla pace iuvare
mortalis, quoniam belli fera moenera Mavors
armipotens regit, in gremium qui saepe tuum se
reiicit aeterno devictus vulnere amoris,
atque ita suspiciens tereti cervice reposta
pascit amore avidos inhians in te, dea, visus
eque tuo pendet resupini spiritus ore.
hunc tu, diva, tuo recubantem corpore sancto
circumfusa super, suavis ex ore loquellas
funde petens placidam Romanis, incluta, pacem.
nam neque nos agere hoc patriai tempore iniquo
possumus aequo animo nec Memmi clara propago
talibus in rebus communi desse saluti.

. . . . .

omnis enim per se divum natura necessest
immortali aevo summa cum pace fruatur
semota ab nostris rebus seiunctaque longe.
nam privata dolore omni, privata periclis,
ipsa suis pollens opibus, nihil indiga nostri,
nec bene promeritis capitur nec tangitur ira.

Hay mucho por hacer todavía; en la eternidad de los sueños vive la creatividad de la realidad. Ferragosto y luego empezar de nuevo.

Peregrina.

Ara Pacis Augustae

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No pretendo ser historiadora, simplemente quiero adornar mi Ventana con esta joya exquisita que ha renacido y se yergue luminosa dentro del arca minimalista que en 2006 Richard Meier diseñó para protegerla.

En Roma hay muchos arcos que marcan el triunfo de sus emperadores, entre los más conocidos están el monumental Arco de Tito que fue terminado en el año 90 d.C., (después de la muerte del emperador) y que plasma en sus paredes las victorias de Tito contra los judíos.  O bien el Arco de Costantino, edificado para consagrar la victoria del Emperador contra  Massenzio en la batalla de Ponte Milvio en el año 312 d.C.  Pero, según lo que he entendido, la idea de conmemorar el regreso triunfal del César fue precisamente la de los senadores del año 13 a.C. No con un arco, sino con un Altar de la Paz en donde las vírgenes vestales ofrecieran sacrificios.  El Imperio que creció por su excelencia en el arte de la guerra, dedicó un monumento blanquísimo a la paz.

Augusto regresa triunfal de las regiones de Galia e Hispania, en donde ha impuesto la paz.  El senado decide dedicar un templo a la Diosa de la Paz, cercano al Campo de Marte, lugar en el que se realizaban sacrificios y los soldados romanos se ejercitaban.

Construído con mármol de Carrara, el Altar de la Paz dominaba el panorama de una Roma apenas naciente.  Poco a poco, el Imperio creció, sus edificaciones eran cada vez más monumentales y los restos de las viejas construcciones servían para edificar las nuevas.  Es así como Ara Pacis desapareció poco a poco en el tiempo, primero  despojada de sus  escaleras externas, después sus muros, utilizados para decoraciones de edificios aledaños, el terreno fue cediendo y el monumento prácticamente fue tragado por la tierra.

En el año de 1568 se construye el Palazzo Paretti y 9 placas del Ara encontradas en el momento, son adquiridas por los Medici.  Más tarde, después de muchos sucesos, en 1903 el rey Humberto I decide construir un palacio y al comenzar las excavaciones, bloques de mármol grabados con bellísimas alegorías son encontrados.  En 1938 se celebra el bimilenario de Augusto, entonces se inauguró el monumento reconstruido como hoy se aprecia, junto al Mausoleo del emperador. Mussolini, con sus aires de grandeza y deseo de restituir la magnificencia del Imperio Romano se da a la tarea de recuperación del arte antiguo, y edifica unas columnas para protejer el monumento.

Las alegorías que decoran el Ara dan la precisa idea de armonía y paz, con guirnaldas de flores y frutos que rebozan vida.

El relieve que más me gustó es el de Saturnia Tellus, la Diosa Tierra.  Una hermosa mujer  sentada en rocas que se convierten en su trono.  Está rodeada de la vida que ella crea: niños, frutos, flores, animales.  Bellísima, majestuosa, confiada y tranquila, está acompañada por dos ninfas acuáticas cubiertas por velos como viento; una de ellas monta un lobo marino, como personificación del mar, la otra sobre un cisne, como surgida de los ríos y las fuentes.

Aeneadum Genetrix Hominum Divomque Voluptas… esto amerita otra entrada.

Peregrina con fuerte influencia de Floria.

agosto 6th 2010 Joyas de todos los días

Petrificarse

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El ser humano ha logrado detener el tiempo en estatuas que cuentan historias, traspasado así los umbrales de los siglos.

A la naturaleza también le gusta esculpir para detener el tiempo.  No sólo esculpe las rocas y árboles que crea y perfecciona sino que se vale de las caricias del agua y viento (a  veces suaves, a veces violentas) para convertir a la materia orgánica en piedra.

~ * ~

No he tenido la fortuna de contemplar los bosques petrificados que subsisten al tiempo en algunas regiones argentinas, brasileñas o canadienses; sin embargo, me siento muy feliz porque he podido descubrir entre el basalto del Decumanus Maximus de Ostia Antica raíces y restos de troncos petrificados.

El camino principal de la antigua ciudad portuaria, construida por Anco Marcio -rey de la antigua Roma en el siglo VII a. C- está sombreada por los típicos pinos romanos.   Esta especie de pinos crece de forma pareja, casi a la misma altura y muestran sus troncos erectos, hasta abrirse en esponjosas copas como si fuera hongos de las que caen las piñas que esconden los deliciosos piñones blancos.    Las raíces que particularmente llamaron mi atención, están entrelazadas con la base de las piedras que fueron enterradas para marcar el camino.   El basalto negro, que de tanto ser caminado se presenta brillante y liso, invitando a caminr descalza; su negra inmovilidad contrasta con las ramitas secas que se sueltan de los pinos y cambian de lugar, crujen cuando las piso.

Mirando con atención la austera belleza de las piedras, descubrí unos nudos de madera que sobresalían lisos y brillantes.  Al tacto mis pies confirmaron  lo que los ojos habían supuesto, no era madera sino piedra.  Raíces petrificadas de árboles que ya no existen, y sin embargo continúan sosteniendo el camino que una vez sombrearon las copas de esos pinos desaparecidos en el tiempo.

Las nuevas cepas, logran abrirse paso entre la tierra, buscando su espacio expendiéndose como redes que sostienen al bosque.   Se adaptan, se enredan y van fortaleciéndose mientras atrapan en su exitencia aquello que las rodea. Se convierten en base vital de los árboles que crecen queriendo tocar el cielo.  Sin ellas, la montaña cede y la vida desparece.

¿Cuántos pasos han contado estas piedras? Me encanto al imaginar a la gente que paseaba por aquí, cuando estas raíces aún eran de leño y las copas de esos árboles sombreaban el camino de los romanos que vivían en Ostia, la esplendorosa edad augustea en la que Agrippa construyó el teatro, el foro, el acueducto o los baños termales de Neptuno. Edificios dedicados a deidades romanas, dieron paso a la cristiandad con la construcción de la basílica en el primer cuarto del Siglo V d.C. Curioso descubrir que a finales del Siglo IV murió Santa Mónica, madre de San Agustín, mientras de paso por Ostia, esperaban embarcarse hacia el norte de África. Mil historias entrelazadas entre las piedras y las raíces petrificadas de Ostia Antica, «La bocca di Roma».

Peregrina.

agosto 5th 2010 Joyas de todos los días