No cuento cuántos, solo agradezco cómo

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No se trata de contar cuánto sino de notar cómo. No quiero preocuparme por cuántos, sino pareciar y gozar al máximo cada uno de los cómos.

Creo que fue Pitágoras quien decía que los números son el principio de todas las cosas, las razones matemáticas en que las medidas adquieren sentido y nuestras facultades primarias lo identifican y hacen comprender, teniendo la propiedad de ser los exponentes más elementales y exactos que existen en la práctica. Son principios absolutos en la aritmética, aplicados en la música, magnitudes en estado de reposo en la geometría y magnitudes en movimiento en la astronomía. Un número es una razón, la razón un sonido, el sonido una forma y la forma un movimiento.

Los números no resultan de la abstracción, por el contrario, son circunstancias objetivas a las que les damos cualidades. Pitágoras veía al mundo como un número y en el mundo al alma como polvo de sol… un número infinitesimal del universo. La matemática entonces es lo discreto y lo contínuo, lo absoluto y lo relativo, lo estable y lo móvil, la aritmética, la música, la geometría y la astronomía. Todo parte de un número.

Termino un ciclo y comienzo otro… números que no cuento en secuencia, sino cuento en esencia.

Gracias por la abundancia de cada uno de mis números, cada año de mis años lo tomo ¡seriamente a la ligera!
Peregrina.

Si no lo ves, ¡sí está!

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Un joven recién graduado de la carrera de arquitectura, decidió viajar solo para conocer nuevos mundos, encontrar nuevas formas y ver diferentes expresiones de lo que para él era cotidiano: casas y edificios de una gran ciudad.

Así, llegó a China, específicamente a un mercado de un pueblito entre las montañas en donde se cultivaban naranjas. Al ver el hermoso color y suculento tamaño, usando las palabras básicas que había aprendido de mandarín pidió tres naranjas. Con una gran sonrisa, el vendedor le mostró cuatro dedos de una mano y con la otra señaló la pila de naranjas de su puesto, a lo que el joven volvió a decir, con voz más pausada y haciendo énfasis en la cantidad: «No, no, tres naranjas» El vendedor seguía mostrando cuatro dedos y se disponía a poner las naranjas en una bolsa mientras el joven se desesperaba pues sólo quería tres.

El joven estaba nervioso, su voz sonaba agitada. Haciendo un ademán de «alto» levantó tres dedos de la mano izquierda y con el índice de su mano derecha comenzó a contar los dedos: «uno, dos, tres. Tres naranjas»

El vendedor de naranjas, con voz pausada y suave, tranquilamente levantó cuatro dedos de la mano izquierda y, con el índice de su mano derecha comenzó a contar los espacios entre cada uno de los dedos «uno, dos, tres»

En ese momento el joven arquitecto comprendió que hay más de lo que vemos. Nuestros ojos nos llevan automáticamente a lo que los paradigmas de nuestra sociedad nos han enseñado y perdemos la capacidad de encontrar nuevas opciones, de descubrir nuevos horizontes, de inventar a partir de lo invisible.

Que importante abrir los ojos y notar la belleza de lo invisible que nos dará un empuje para aumentar nuestra creatividad.

Ideas de la Ciudad de las Ideas,
Peregrina.

noviembre 13th 2011 Joyas de todos los días

La vida ¿tiene un propósito?

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Espacio cósmico, universal… Tantas casualidades, causalidades; tantas posibilidades, probabilidades; tantas curiosidades, atrocidades. Millones de eventos que pueden o no sorprendernos, apasionarnos. ¿La vida tiene un propósito? Enfocar nuestra atención en los espacios vacíos, aquello que percibimos como nada, puede darnos nuevas claves o ideas para crear nuevos conceptos que rompan los paradigmas que hasta ahora no nos han dado respuesta.

Creer que lo tenga o no, no cambiará en nada el hecho de despertar todos los días con el corazón latiendo y la sangre fluyendo a la par de los ideas que se desatan en la consciencia del pensamiento despierto.

La vida per-se no tiene propósito. Es el resultado de la evolución que predispone la vida. Un suseguirse de eventos que crean consecuencias y causas. Pero cada una de esas casualidades y consecuencias pueden darle propósito a quien las descubre. El propósito de la vida puede ser creado por cada individuo. ¿Cuán grande es tu capacidad de crear? Así de grande será tu propósito. La creatividad que nace de la pasión que alimente cada respiro, la decisión que se tome al respirar… con pasión o con desilusión.

La evolución puede aceptarse o no. Nada cambia el hecho de que se trata de una fábula que explicar la vida, el proceso de trillones y trillones de estrellas que explotan continuamente, que nacen y mueren en el infinito que no conocemos porque es inmenso y nos perdemos en la poca importancia que puede tener una estrella entre el pedacito de polvo inter galáctico en el que se da por caput una y otra vez … apareciendo y despareciendo la vida, creando virus, protozoas, bacterias, políticos, proto-humanos, vertebrados, invertebrados y ¡ups! seres humanos.

Y puede haber quien piense que somos la máxima creación del universo, que el ser humano es el propósito de la creación. Pero la realidad es que el hombre no sabe ni cómo ni por qué tiene vida y entonces se crea la magia del propósito espiritual.

Hay muchos universos, como burbujas, con muchas leyes aleatorias… Propósitos por todos lados… Pero la única realidad, el único hecho concreto es que todo lo que hay, existe y puede ser palpado es el AHORA… PRESENTE ES EL PROPÓSITO. Las emociones son inherentes a nuestros mecanismos sociales de supervivencia, a la forma en la que decidimos vivir el presente, o el pasado o el futuro y entonces dejar de vivir con propósito porque sólo al estar conscientes del momento presente se puede notar la trascendencia de la vida, darle entonces un propósito.

No soy yo, es el gen egoísta que lo controla todo … Homo evolutis .. Cambia, crea, decide. Inmortalidad… ¿Necesaria? ¿Deseada? ¿Equitativa? La muerte entonces será accidental, no causal… 

Deja de pensar en Dios por un momento y veamos cómo van las cosas… Difícil para quienes no encuentran respuesta ni aceptan posibilidades más allá del milagro espiritual de la creación divina, sin embargo, nada sucede si dejas de pensar en Dios.  Es un hecho verdadero, pues es la forma en la que miles y miles de mentes viven, con o sin propósito, y conviven con quienes no pueden encontrar respuestas más allá de lo divino y religioso.

¿Qué hay después de la vida? Cualquier cosa que pudiera haber -o no- es algo que está fuera de nuestras humanas vidas. Lo que sí es un hecho palpable es que después de la vida, la tuya, la mía, sigue habiendo evolución, mis hijos, tus hijos, los hijos de los otros. Lo que hay después de la vida no es tú ni yo sino los niños. Los niños es lo que hay, hasta donde podemos comprobar, hay después de la vida, la tuya y la mía.

Entonces … ¡Qué responsabilidad trascendental!  Vivir con tanto propósito como la creatividad y la pasión nos pueda dar, para crear un mundo en el que los niños puedan seguir viviendo, encontrando un propósito su propio propósito para hacerlo. La trascendencia es estar viva hoy… Ni pa’trás ni pa’lante… 

Pero siempre quedará un rincón en el cerebro para pensar que «todos son hipócritas, menos yo»

A la luz de La ciudad de las ideas, Peregrina.

Llévame entre los sueños

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¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?
Llegas, silenciosa, secreta, armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida
quemas mi lengua con tus labios, pulpo,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una aridez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto
y quedo frente a ti,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma,
mas hace arder
todas las formas
con un secreto fuego indestructible.

Pero insistes, lágrima escarnecida,
y alzas en mí tu imperio desolado.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

 

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
y haces proféticos mis ojos.
Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
tal un ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.

 

La oscura ola
que nos arranca de la primer ceguera,
nace del mismo mar oscuro
en que nace, sombría,
la ola que nos lleva a la tierra:
sus aguas se confunden
y en su tiniebla
quietud y movimiento son lo mismo.


Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho,
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma,
ni se demora sobre lo que engendra.



Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con tu aceite,
para que al conocerte, me conozca.


«La Poesía» del maestro Octavio Paz, adornada con el arte de Serge Marshennikov, pintor ruso contemporáneo.

 

 

Un domingo de poesía entre sábanas blancas,
Peregrina.

 

Llueve y llueve

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Cielos grises contrastan  con las tumbas adornadas de colores

Llueve y llueve…

Azúcar y sal, velas y copal. Papeles picados que se dejan acariciar por el viento

Llueve y llueve…

Son las lágrimas que las madres dejan caer sobre las tumbas de sus niños muertos


Llueve y llueve…

Dulce encanto que duele, amor que acaricia el vacío y enciende la luz perpetua que
vibra por un beso soplado

Llueve y llueve…

Cuánto amor  mientras tanto recorre los cielos por encima de las nubes

Ánimas que besaron
y ánimas que no nacieron
Peregrina