Mi abuela seguramente lo habrá leído pero, definitivamente, ¡no era una niña buena!
Me encantaba que me contara la historia cuando, al ser descubierta por su padre, decidió comerse la carta que su novio le había hecho llegar de manera clandestina. Unas noches después, montó un caballo se fugó… Comenzó a escribir mi historia.
No soy una niña buena! ! !
Peregrina.
En un mundo de diversidad infinita, en donde millones y millones de personas tienen puntos de vista tan contrastantes, es mágico darse cuenta que todos somos parecidos, en alguna forma, todos tenemos un punto en el que podemos encontrar la coincidencia: el arte. El arte existe porque la mirada de todos es distinta.
Ser espectdor, abrir los ojos ante las fantasías de mentes creativas hechas realidades, nos reta a entrar en contacto con esa parte desconocida del otro, implica abrir nuestros sentidos y arriesgarnos a tener contacto con las cosas, con realidades diferentes a la nuestra. Darnos la oportunidad de percibirlas.
A través del arte el ser humano intercambia fantasías que alimentan la creatividad. Es como si nuestra mente se alimentara con esas ideas y en consecuencia, como respuesta, aflora la creatividad, el deseo de compartir, de expresar los sentimientos que nacen del momento.
El mundo esta en completo cambio, es verdad, pero sin lugar a dudas, es la manera en la que lo vemos la que cambia en continuación, a partir del intercmbio de pensamientos a través de las diferentes maneras de expresión, los seres humanos se nutren de la riqueza de su arte y sus tradiciones, crea y se recrea… ¿Qué sería de un pueblo sin propuestas artísticas? ¿De qué se nutriría su espíritu?
Percibiendo la diversidad de la vida
Peregrina.
Frida y Diego. Escultura tallada en rábanos. Noche de rábanos en Oaxaca
Fotografía de Gabriela Garza
De repente todo se fue desvaneciendo,
como la neblina en un la madrugada,
como el aliento en un suspiro.
Los sabores amargos se aprecian más con el paso de los años.
También las fantasías toman matices obscuros de tonos refulgentes,
súbitamente
el fuego se hace frío y el agua tiene profundidades infinitamene invitantes.
Tirarse a la hoguera …
imaginar la última burbuja de aire que sube desde el abismo.
Perderse entre los desconocidos
que conocieron la tibieza de la vida,
Sentir un rítmico y ligero palpitar dentro el pecho,
pero por poco…
Al final,
las lagrimas no alcanzarán a lavar el carmesí que matiza la piel,
de ese color se evapora el último respiro,
un suspiro.
Me despertó el frío que hacía tiritar mi cuerpo.
Mi respiración era cálida…
Todavía.
Mis ojos los miraron… Peregrina.
«Abusos. Familias Migrantes de la Frontera Sur». Esculturas del artista oaxaqueño Alejandro Santiag. Un sueño me vino en mente al mirar parte de las 2501 estatuas de barro, tendidas frente al Templo de Santo Domingo en Oaxaca, México.