Deseos que evocan … placeres que envuelven

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deseos sin color

Hay placeres que son esperados porque el deseo los contempla lejanos y soñamos con el momento de volver a sentir nuestro cuerpo vibrar al compás que marcan sus deleites.   Son placeres secretos, a veces solitarios, a veces compartidos.

Puede no parecerlo pero esta entrada fue inspirada por Moussa Ag Assarid, tuareg independentista que fue entrevistado por el periódico español «La «Vanguardia» >>Tengo unos 40 años, desconozco la fecha de mi nacimiento. Soy tuareg, nací en el desierto del norte de Mali y vivo entre París y El Azawad. Tengo catorce hermanos. Estoy casado y tengo un hijo de dos años. Soy demócrata. Soy musulmán. Mi pueblo busca la independencia.<<

Hay placeres que se tienen sin saberlo, se gozan sin vibrar, son tan cotidianos que no se esperan y el deseo por tenerlos ya no invade nuestro ser ni cautiva nuestro pensamiento.Hay seres que evocan placeres… y placeres que evocan seres.    Hay placeres olvidados que se tienen sin desearlos.  Lo que para mi pudiera ser un placer adormecido, cotidiano para alguien más pudiera ser lo más deseado y esperado… la causa de los sueños y razón de su esfuerzo.

AlmaTadema-Costumbre FavoritaComprar un gel de baño es para mí el comienzo de uno de los placeres más cotidianos.  Me paseo frente a los estantes de la perfumería y veo los envases, me encanto con la forma en la que tratan de seducirme y me dejo motivar por el color de sus diseños antes de que mis manos lleguen a abrir la tapita que dejará escapar su esencia … flores de azahar, miel, verbena, té verde con jazmines, rosa de cien pétalos, romero o bergamota… esos son los aromas que más me encantan… cierro los ojos y mi imaginación me guía por el sentido del olfato y evoco el momento en que tocarán mi piel deslizándose como espuma suave mientras mis manos acarician todo mi cuerpo.

Entonces lo compro mientras la mirada del vendedor siente mi sonrisa que envuelve todo mi deseo… me gusta sonreír cuando compro algo porque le doy un sentido diferente al ser de quien me lo vende… por un instante somos cómplices.Un ligero movimiento de mi muñeca abre el grifo que deja escapar, como si fuera a existir por siempre, el líquido más valioso que en este universo exista y que por cotidiano ha dejado de ser un deseo bendecido: Agua.       Agua que me moja, me lava, me acaricia purificándome… bendiciéndome.  Agua que me regala la maravillosa oportunidad de acariciar mi cuerpo con esencias y sentir el revitalizante descanso.  Soy agua y es por eso que al entrar en contacto con el agua siento la vida.

También Moussa Ag Assarid es agua y sin embargo, lo que para mi es un placer cotidiano y por lo tanto olvidado, para él ha sido durante toda su vida el tesoro más anhelado “Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua… y sentí ganas de llorar.”

 

Oasis_en_el_desierto

¿Qué mundo es este en el que el anhelo más profundo de un hombre azul es un acto cotidiano de millones de hombres incoloros?

¿En qué momento dejé de vibrar por el placer que me produce el toque del grifo de mi bañera?   ¡Las gotas de la ducha que caen sobre mi cabeza!  Bendiciones una tras otra sin ser apreciadas…   Leer la entrevista que el periodista español Víctor M. Amela le hizo al tuareg Moussa Ag Assarid me hizo recapacitar sobre tantas y tantas pequeñas cosas en mi vida que he dejado de bendecir.  Todos los placeres cotidianos que he dejado de agradecer.  Tantos sucesos que por ser costumbres he dejado de ansiar.

Nos olvidamos de bendecir lo cotidiano.Desde hoy quiero bendecir y agradecer el primer respiro al abrir mis ojos cuando despierto, un beso al amanecer, el pan en mi desayuno, el agua que me acaricia, el saludo del salto de mi perro, la sonrisa de mi hijo, el verde del limonero al abrir la puerta de mi casa, el azul del cielo que me cobija, la gente que pasa con prisas… el amor que me llega desde todas partes… ¡La Vida que vive en mí!  El sueño que me acompaña bañada de luz de luna y brillo de estrellas,  hacia un nuevo amanecer

¡Gracias!, bendigo este segundo en que tus ojos me acompañan.
Peregrina.

Aquí la entrevista completa: Tú tienes reloj, yo tengo tiempo
Moussa-ag-assarid

No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles…!

Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo

¡Qué turbante tan hermoso…!

Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.
Es de un azul bellísimo…
A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados…
¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

¿Por qué?
Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

¿Quiénes son los tuareg?
Tuareg significa “abandonados”, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: “Señores del Desierto”, nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

¿Cuántos son?
Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece… “¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!”, denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

¿A qué se dedican?
Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio…

¿De verdad tan silencioso es el desierto?
Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?
Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba… Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre… Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

¿Sí? No parece muy estimulante. ..
Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas… Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

Saber eso es valioso, sin duda…
Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro…

Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja…
Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté… Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua… y sentí ganas de llorar.

Qué abundancia, qué derroche, ¿no?
¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso…

¿Tanto como eso?
Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos… Yo tendría unos doce años, y mi madre murió… ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

¿Qué pasó con su familia?
Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa… Entendí: mi madre estaba ayudándome…

¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo…

Y lo logró.
Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

¡Un tuareg en la universidad. ..!
Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella… Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra… Aquí, por la noche, miráis la tele.

Sí… ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa… En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde…

Fascinante, desde luego…
Es un momento mágico… Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor… La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor…

Qué paz…
Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

6 Responses to “Deseos que evocan … placeres que envuelven”

  1. Nicolás Says:

    que hermosamente justo leo esto.. como olvidamos? sabes, yo le digo a mi madre qe todos estamos bendecidos, sólo hay qe darse cuenta.. el agua, el viento qe trae la lluvia, las hojas ondulando por el aire, una sonrisa, un sonido.. tantas bendiciones.. cómo sentirse mal?.. viví en pueblo muy cerca de la cordillera. allí llegaba gente de otros lados y se fascinaban con la vista, y la gente de ahí decía «¿qué?, ah, sí, la cordillera..» como si fuera poca cosa. todo es divino, todo es bendición..
    gracias, bendito el aire vivo cargado entre tus letras, bendito llegar aquí.

  2. Camille Stein Says:

    un ligero movimiento

    y la predisposición adecuada

    para que el placer asome

    en los confines más cercanos

    del deseo

    … un beso, Peregrina

  3. LALO VARGAS Says:

    HOLA ECONTRÉ UN COMENTARIO TUYO EN MI BLOG Y AGRADEZCO INFINITAMENTE QUE LE HAYAS DEDICADO TIEMPO PARA LEER MIS OCURRENCIAS, TU MENSAJE ME DA ÁNIMOS PARA SEGUIR HACIENDO COSAS EN MI BLOG.

    POR CIERTO TU MANERA DE ESCRIBIR ES POESIA PURA LAMENTABLEMENTE A MI NO SE ME DA, PERO TU LO HACES MUY BIEN, ADEMÁS LA FORMA EN QUE DESCRIBES LAS SITUACIONES Y LAS COSAS ES PRECISA, EN FIN ESPERO SEGUIR VISITANDO TU PÁGINA Y TU LA MIA, RECIBE UN SALUDO DE PARTE DE ESTE VAGABUNDO DE LA VIDA.

  4. Eloisa Says:

    Agradecimiento por nuestras vidas, agradecimiento a la vida!!!!!!
    Todos los días me recuerdo lo privilegiada que soy, por mi vida, mi espíritu optimista, por mis hijos, mis amigos, mi amor a la vida……. tantas cosas que agradecer!!!!!
    Bonita reflexión a la que tus palabras nos acercan.
    Gracias Peregrina!!!

  5. Ramón Says:

    Estoy de acuerdo contigo, a veces olvidamos los pequeños placeres, las pequeñas cosas, estresados por el frenético mundo en el que vivimos. Pero podemos tomarnos un respiro y por ejemplo, disfrutar de un buen baño. Sabias palabras las que hoy nos ofreces. Me las guardo. Un abrazo enorme.

  6. Joyas de la Ventana Azul » Blog Archive » Agua y tiempo Says:

    […] correr el agua romana  me hace pensar en la entrevista del hombre Tuareg que se quedó pasmado al ver como un líquido tan preciado corre sin ser apreciado como […]