Lo que refleja el arte, un círculo infinito

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No apreciarás bien el arte hasta que no aprecies mejor lo que refleja.  Por ahí leí esta frase de John Ruskin, un crítico de arte que apreciaba la vida según la perspectiva que se le presentaba a finales del siglo XIX.

El arte nace y se fortalece a partir de la admiración de la realidad que rodea al artista, que en su diario vivir, va teniendo secuencias de exaltación y de desaliento.  El espíritu busca la forma de comunicarse, de tocar y ser tocado a través de los ojos del espectador.

El tiempo va construyendo en los pensamientos, los sueños que pueden o no tornarse en realidades, conforme los paisajes y pasajes de la vida van entrando a través de los sentidos y perforan el alma del artista, dando forma a la necesidad de vacío, como si toda esa información fuera una carga que necesita sacar de sí, entonces el silencio en el que se recibe, explota en un grito de creatividad que regala al mundo la unidad de todos los sentimientos generados por las vivencias.

Las pinturas, los escritos, el arte creado vivirá por siglos, sin embargo, los momentos que generaron cada pensamiento creativo se pierden en la memoria del artista, que plasma el instante a partir, no del instante mismo, sino de su propia sensibilidad.

En una pintura como La Muerte de Ophelia , la belleza del cuerpo inerte que flota entre las flores recién cortadas, encierra más de lo que mis ojos o tus ojos pueden contemplar.  Más allá del agua cristalina que moja los encajes del vestido de la joven, se encierra la tragedia de una novela de Shakespeare inspirada por el drama de personas que probablemente vivieron los instantes sin la belleza de la pureza del rostro que contemplamos gracias a la imaginación de John Everett Millais.

¿Cómo es posible admirar la muerte de una mujer y enamorarse de su belleza? Lograr ver en la expresión inanimada un suspiro que parece un éxtasis.

El arte es la transmisión de la belleza reflejada en el espíritu creador.  El  observador se aleja del mundo y el objeto observado de su materia.  Entonces, el observador pasa a ser observado a través de su obra en la que propone una nueva idea, despierta nuevas sensaciones y se recrea en la imaginación del nuevo observador.  El artista pasa de ser observador a ser observado, de ser creado a creador creativo.

Cada idea que se queda encerrada en nuestros pensamientos, es una obra no nacida.  Cada propuesta que se mantiene en silencio, un puente troncado que no lleva a ninguna parte.  Cada sentimiento reprimido, se convierte en la fuerza que hace que el miedo opresor reine en el laberinto de las pasiones ahogadas.

La creatividad es la manifestación del espíritu, en cualquiera de sus expresiones artísticas.  La belleza que encierra cada obra, deberá ser apreciada con objetividad, tratando de ver más allá de la primera impresión que una simple imagen pueda causar.  La vida es una paleta de sentimientos y sensaciones tan amplia como el arte mismo.

Buscando la belleza en cada punto y coma,
Peregrina.

Una visión interesante de los pintores Prerrafaelistas, Millais y otros.

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