Ara Pacis Augustae

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No pretendo ser historiadora, simplemente quiero adornar mi Ventana con esta joya exquisita que ha renacido y se yergue luminosa dentro del arca minimalista que en 2006 Richard Meier diseñó para protegerla.

En Roma hay muchos arcos que marcan el triunfo de sus emperadores, entre los más conocidos están el monumental Arco de Tito que fue terminado en el año 90 d.C., (después de la muerte del emperador) y que plasma en sus paredes las victorias de Tito contra los judíos.  O bien el Arco de Costantino, edificado para consagrar la victoria del Emperador contra  Massenzio en la batalla de Ponte Milvio en el año 312 d.C.  Pero, según lo que he entendido, la idea de conmemorar el regreso triunfal del César fue precisamente la de los senadores del año 13 a.C. No con un arco, sino con un Altar de la Paz en donde las vírgenes vestales ofrecieran sacrificios.  El Imperio que creció por su excelencia en el arte de la guerra, dedicó un monumento blanquísimo a la paz.

Augusto regresa triunfal de las regiones de Galia e Hispania, en donde ha impuesto la paz.  El senado decide dedicar un templo a la Diosa de la Paz, cercano al Campo de Marte, lugar en el que se realizaban sacrificios y los soldados romanos se ejercitaban.

Construído con mármol de Carrara, el Altar de la Paz dominaba el panorama de una Roma apenas naciente.  Poco a poco, el Imperio creció, sus edificaciones eran cada vez más monumentales y los restos de las viejas construcciones servían para edificar las nuevas.  Es así como Ara Pacis desapareció poco a poco en el tiempo, primero  despojada de sus  escaleras externas, después sus muros, utilizados para decoraciones de edificios aledaños, el terreno fue cediendo y el monumento prácticamente fue tragado por la tierra.

En el año de 1568 se construye el Palazzo Paretti y 9 placas del Ara encontradas en el momento, son adquiridas por los Medici.  Más tarde, después de muchos sucesos, en 1903 el rey Humberto I decide construir un palacio y al comenzar las excavaciones, bloques de mármol grabados con bellísimas alegorías son encontrados.  En 1938 se celebra el bimilenario de Augusto, entonces se inauguró el monumento reconstruido como hoy se aprecia, junto al Mausoleo del emperador. Mussolini, con sus aires de grandeza y deseo de restituir la magnificencia del Imperio Romano se da a la tarea de recuperación del arte antiguo, y edifica unas columnas para protejer el monumento.

Las alegorías que decoran el Ara dan la precisa idea de armonía y paz, con guirnaldas de flores y frutos que rebozan vida.

El relieve que más me gustó es el de Saturnia Tellus, la Diosa Tierra.  Una hermosa mujer  sentada en rocas que se convierten en su trono.  Está rodeada de la vida que ella crea: niños, frutos, flores, animales.  Bellísima, majestuosa, confiada y tranquila, está acompañada por dos ninfas acuáticas cubiertas por velos como viento; una de ellas monta un lobo marino, como personificación del mar, la otra sobre un cisne, como surgida de los ríos y las fuentes.

Aeneadum Genetrix Hominum Divomque Voluptas… esto amerita otra entrada.

Peregrina con fuerte influencia de Floria.

agosto 6th 2010 Joyas de todos los días

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