Un día tuve una conversación que me motivó a vivir este proyecto.  Soy Tita Llerandi, nací en un hermoso rincón del mundo llamado Coyoacán, un frío mes de noviembre en la década de los sesentas.  Desde niña me gustaba escribir y mi abuela me motivaba a hacerlo pero nunca encontré el espacio para desplegar las letras que salían de mi cabeza.  Fue por eso que en el momento en que nació la idea de tener un espacio para las Joyas que la vida me presenta, fue para mí uno de los regalos más trascendentes que he recibido.

«Entendemos como Sócrates que entre más sabemos nos damos cuenta de lo ignorantes que somos. Hace años me sorprendía y hasta me deprimía el hecho de ver que tenía un reducidísimo espectro de lo que hay que saber en la vida.

Bueno el punto es que, el conocimiento humano no está depositado en la Internet, ni en las enciclopedias, ni en las bibliotecas; es más, todos ellos más que contenedores son vehículos del conocimiento porque el verdadero depósito del conocimiento y la experiencia son los humanos mismos. Somos una gigantesca máquina de memoria colectiva. No todos son «activos» en el asunto pero mira que por ejemplo, para hacer una computadora, no basta con tener a un experto en informática… porque hace falta el físico, el electrónico, el químico y hasta el ingeniero que sabe cómo se hace el plástico de la carcasa. Ni hablar del software y todo lo demás; entonces, todos tenemos una interdependencia tal que el día que la apreciemos creo que seremos realmente una mejor especie. El caso es que me di cuenta que saber, más que acumular conocimientos, es tener consciencia de cuál es mi lugar en el tejido… ¿Tú crees que no es enredado?

Tan lejos como quieras llegar....

Tan lejos como quieras llegar....

Quizás una de las angustias medulares más grandes del ser humano es saber en qué se invierte la existencia. Se sabe limitada pero yo creo que, cuando nos entendemos como parte de un tejido, de un colectivo, cuando entendemos que la individualidad no tiene sentido sin la interacción, entonces, creo que hasta la muerte misma pierde poder porque entendemos que la trascendencia de nuestros seres puede ser muy prolongada a través de las vidas de otros, a través de la contribución que hacemos a ese tejido.

Te digo honestamente que, si hay un cielo o no, no me quita el sueño como años atrás. Me gustaría creer que lo hay, pero me preocupa más trascender y extenderme aquí. Por eso quiero hacer esto del proyecto

Y aquí está…  un espacio para tejer la trascendencia, opinar y así compartir la sabiduría.  En azul, en mágico azul, por eso soy Peregrina, pero también me gusta abrir los pétalos de mi creatividad como Floria.