Hado y universos paralelos

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Dicen que el destino de las personas está escrito.  Hay quienes piensan eso.  Hay quienes creen que los minutos futuros son renglones listos para ser llenados, páginas en blanco que esperan historias inesperadas.

Era precisamente el texto que hablaba sobre una página en blanco lo que estaba traduciendo, cuando las líneas de su propia página empezaron a cambiar los vértices de la caligrafía que las escribía.  La tinta cambió de tono. 

Mientras la metódica alineación de las letras sobre el teclado era tocada por las yemas de sus dedos, aburridos de recibir ideas cortadas, procuradas por un pensamiento en otro idioma, la imaginación empezó a perderse hasta que no era posible seguir con la traducción de aquel documento. Hacía falta algo más, que rompiera esa rutina y refrescara la imaginación.

Los dedos siguieron digitando, el teclado siguió dejando fluir las letras que empezaron a construir palabras con ideas que buscaban ser identificadas y se perdían en la inmensidad de absurdos imprecisos de la multitud que se amontonaba en un espacio tan invisible como la inmensidad que nos separa a ti y a mi en este momento.

Un nombre ficticio encontrando a otro nombre inventado. Miradas que se encontraron sin verse, imaginando el color del iris que no tenían frente a ellos, pero que los observaba con gran atención. Ideas que se intercambiaban como un juego que no era precisamente inocente. Al contrario. Tenía toda la malicia que se engendra en los deseos más obscuros, albergados en la mente de quienes no encuentran la paz del sueño.

Deseos transformados en palabras tejían una sedosa y pegajosa red, malévolamente precisa, lista para atrapar a las mentes deseosas de perderse en la negrura de sus deseos más carnales. Sexo irreverente. Placer procurado por la imaginación. Imaginación que masturbaba con singular precisión cada conexión nerviosa, hilvanando delicadamente las palabras que respondían al contacto virtual.

Seducía y deseaba ser seducida, pero sus dedos corrían mucho más rápido que las mentes de quienes la encontraban y lanzaban palabras que se quedaban a medio camino, con pensamientos tan incompletos, tan pobres, que era mejor abandonar y volver a buscar en otros aposentos. ¡Cuántas veces tocaron a su puerta suplicando más palabras, rogando por aquel morboso contacto imaginario!

Las adicciones nacen de la necesidad insatisfecha que crea vacíos. Imaginar se volvió una adicción que no satisfacía ni siquiera por momentos al contrario, generaba una necesidad aún mayor. ¿Qué son las ideas sino fórmulas que pueden componer drogas inimaginables? Se sentía segura en el centro de su red hasta que sus palabras encontraron repercusión, identificándose más allá del deseo, las letras tomaron un sentido inesperado.

¿La página estaba en blanco y comenzaba a escribirse esa historia? ¿En algún rincón del universo, eran observados por el escritor del sino? ¿Qué energía había producido ese segundo de coincidencia? ¿Universos paralelos? ¿La vida se bifurca y toma dos senderos al mismo tiempo? Se pueden unir dos conceptos: posibilidad y existencia. En nuestro universo palpable son dos ideas diferentes; sin embargo, pudiesen ser una misma cosa en la inmensidad de los multiuniversos, en donde la existencia pudiese ser paralela … o no …

Peregrina en un mundo que se escribe en paralelo.

La divina proporción

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El número de oro presente en las formas de vida de la naturaleza, por todo el universo.

Corría el Año del Señor 1202 y la ciudad de Pisa veía el crecimiento de su emblemática torre. Leonardo hijo de Bonaccio de Pisa, amante de las matemáticas, por lo tanto observador constante de su entorno creció entre mercancías que su padre comerciaba con los pueblos del norte de África. Fibonacci, como era conocido por todos en la región, escribía sus teorías y observaciones hasta que publicó en Liber Abaci varios problemas y métodos algebraicos, entre los que manifestó la existencia de una curiosa espiral, denominada desde entonces «sucesión de Fibonacci», una espiral que aparece constantemente en la naturaleza.

La fórmula no era nueva, ya había sido descrita con por matemáticos hindúes como Gopala y Hemachandra, que investigaron los patrones rítmicos que se formaban con sílabas de uno o dos pulsos. El número de tales ritmos (teniendo juntos una cantidad n de pulsos) era F(n+1), que es como sed representa al término n+1 de la sucesión de Fibonacci. Kepler también escribió sobre dicha sucesión.

El caso es que el manifiesto fue publicado y hasta ahora es una sucesión perfecta, considerada «divina» por su universal presencia.

Esta singular secuencia se puede observar por ejemplo:

– Contando las escamas de una piña. Tras observarla, te sorprenderás de que aparecen en espiral alrededor del vértice en igual número a los términos citados en la sucesión de Fibonacci.
– También en las piñas del girasol. En ellas, se forman una red de espirales, unas que van en el sentido de las agujas del reloj y otras al contrario, pero en cualquiera de los casos siempre, las cantidades de unas y de otras son los términos consecutivos de la sucesión de Fibonacci.
– En las ramas de los árboles, en la flora de la alcachofa, en el arreglo de un cono o en la disposición de las hojas en el tallo (hay que tener en cuenta que se distribuyen buscando la luz del sol).
– El número de espirales en numerosas flores y frutos también se ajusta a parejas consecutivas de términos de esta sucesión: los girasoles tienen 55 espirales en un sentido y 89 en el otro, o bien 89 y 144.
– También está presente en los huracanes, algunas galaxias, las conchas tipo trilobites…
– En partes corporales de seres humanos y animales, como es el caso de: la relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo, la relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos o la relación entre las articulaciones de las manos y los pies.
– En el arte: en los violines, la ubicación de las efes (los “oídos”, u orificios en la tapa) se relaciona con el número áureo. También aparece en las relaciones entre altura y ancho de los objetos y personas que aparecen en las obras de Miguel Ángel, Durero y Da Vinci, entre otros.
– Otro ejemplo de la espiral Fibonacci lo representa la ubicación en el espacio de las pirámides de Gizeh.

Esta secuencia tan querida por los aficionados a las matemáticas, se forma sumando los dos elementos anteriores de la serie, es decir, 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144… Aparentemente, podría resultar una serie matemática cualquiera, sin más relevancia, pero no. Además de ser muy importante en la aplicación de diversas teorías (ciencias de la computación, matemáticas, configuraciones biológicas y teoría de juegos), es muy curioso y no deja de llamar la atención, como esta serie aparece en la naturaleza de una forma óptica.

Observar y peregrinar en este universo divinamente perfecto…

Peregrina

diciembre 19th 2017 Joyas de todos los días

Los cálices vacíos, erotismo del siglo XIX

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Copa de vino donde quiero y sueño
beber la muerte con fruición sombría,
surco de fuego donde logra Ensueño
fuertes semillas de melancolía.

Boca que besas a distancia y llamas
en silencio, pastilla de locura,
color de sed y húmeda de llamas…
¡Verja de abismos es tu dentadura!

Sexo de un alma triste de gloriosa;
el placer unges de dolor; tu beso,
puñal de fuego en vaina de embeleso,
me come en sueños como un cáncer rosa…

Joya de sangre y luna, vaso pleno
de rosas de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno, 
vampiro vuelto mariposa al día.

Tijera ardiente de glaciales lirios,
panal de besos, ánfora viviente
donde brindan delicias y delirios
fresas de aurora en vino de poniente…

Estuche de encendidos terciopelos
en que su voz es fúlgida presea,
alas del verbo amenazando vuelos,
cáliz en donde el corazón flamea.

Pico rojo del buitre del deseo
que hubiste sangre y alma entre mi boca,
de tu largo y sonante picoteo
brotó una llaga como flor de roca.

Inaccesible… Si otra vez mi vida
cruzas, dando a la tierra removida
 siembra de oro tu verbo fecundo,
tú curarás la misteriosa herida:
lirio de muerte, cóndor de vida,
¡flor de tu beso que perfuma al mundo!

Delmira Agunstini, (1886-1914)
Escribir este tipo de poesía en esa época no debió ser fácil. Tampoco separarse del marido cinco meses después de la boda. Colaboraba como escritora en espacios reservados para los hombres, Rubén Darío la consideraba la única poetisa capaz de escribir como mujer después de Teresa de Ávila.  Nada fácil sobresalir en un mundo de hombres. 
A los 27 años, su ex esposo se encargó de poner el punto final a su vida, y luego se suicidó.

Peregrina.

Teresa, Juana y Anäis …

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Filosofía femenina que difícilmente llega al centro del alma masculina. Obras de arte que se alinean con un pensamiento y sentimientos completamente atemporales. El alma femenina es eterna.

En los textos que siguen hay varios siglos de diferencia entre un y otro. Fueron escritos por tres mujeres que supieron expresar su sentir a pesar del entorno en el que vivieron y que recrean a la perfección los silencios que muchas mujeres en el Siglo XXI no expresan por temor a una sociedad que las manipula, a pesar de manifestar su apertura mental, igualdad social, respeto de géneros y paridad de derechos. Pamplinas. Pura faramalla, porque cuando se trata de hacer justicia, las mujeres tenemos poca voz y nulo voto, hasta en países que se jactan de ser «de primer mundo».

Las imágenes son de Edmund Blair Leighton, pintor inglés influenciado tanto por el movimiento romántico como por la escuela prerrafaelista. 1852-1922

Vivo Sin Vivir en Mí
Teresa de Cepeda y Ahumada

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Contiene una Fantasía Contenta con Amor Decente
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana
Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Ángela Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin Culmell
Diarios Amorosos
Fragmento del libro Incesto

Siento en demasía los alejamientos, los encuentros, las prolongaciones, los nuevos chispazos. Hay en mi cabeza un centro de control, todo diamantino, pero, cuando examino mis emociones, veo que se disparan en direcciones diferentes. Hay una tensión de superactividad, de superexpansión, el deseo de alcanzar de nuevo la cima gozosa que alcanzo con Henry. ¿Podré fundirme con Allendy? No lo creo, porque el mayor gozo, como Henry sabe ya, es intimidad, totalidad, pasión absoluta. ¿Cuántas intimidades hay en el mundo para una mujer como yo? ¿Soy una unidad? ¿Un monstruo? ¿Soy una mujer? ¿Qué me lleva a Allendy? La pasión por la abstracción, la sabiduría, el equilibrio, la fuerza. ¿A Henry? La pasión, la vida ardiente y desmedida, el desequilibrio del artista, la fusión y la fluidez de los creadores. Siempre dos hombres: el que es y el que ha de ser, siempre el momento alcanzado y el momento siguiente, adivinado demasiado pronto. Demasiada lucidez.

Noche de verano

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El silencio de esta calurosa noche, mientras mis hombres duermen y yo… Todavía quiero seguir despierta. Profundamente enamorada de ellos.

Ellos son como chocolate con pimienta roja y tinto amaderado. La exuberancia de la delicada complacencia; una exótica, resplandeciente combinación, que evoca tentaciones y desparrama solsticios en el tiempo que se desvanece en las sombras.

La vida, a veces, se hace esperar, se desvanece y se pierde o se esparce hasta explotar. Se transforma, sin darnos casi cuenta, nos absorbe y… La vida nos mata, poquito a poquito…

Sentir la vida que, en un de repente, empieza a existir dentro, ahí en donde el placer toma forma transformando el suspiro en latido y el gemido en palpitaciones, es experimentar el infinito, la inmensa sorpresa de la magia que se expresa, en silencio, escondida.

El tiempo pasa. Origen y consecuencia, dejan sus sueños acurrucados en el silencio de una noche que se disuelve con sabor de tinto amaderado y chocolate amargo con pimienta roja.

Y los amo profundamente.

Peregrinando en el sueño de una noche de verano. Mi sueño, mi noche, mi verano.

Decisiones…

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 La decisión correcta… Nunca se sabe. El flujo del tiempo es imparable.

Sea cual sea la decisión, siempre es la correcta, porque el tiempo se encarga de acomodar decisiones.

El shampoo

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Descubrí este poema de Elizabeth Bishop hace poco, fue leerlo y encantarme con la deliciosa cadencia en la que sus palabras acompañan la imaginación, esa forma en la que describe la aterciopelada y suave sensación de la caricia de una cabellera. El tiempo se detiene cuando los dedos se pierden entre sus hebras.

Silenciosas explosiones sobre las rocas,
los líquenes crecen
propagándose en grises, concéntricas descargas.
Han acordado reunirse con los anillos en torno a la luna, aunque
en nuestros recuerdos no han cambiado.

Y ya que los cielos nos servirán
durante tanto tiempo,
has sido, querida amiga,
precipitada y pragmática,
y mira lo que pasa. Pues el tiempo,
si algo es, es dócil.

Las estrellas fugaces en tu cabello negro
en brillante formación
¿adónde acuden,
tan resueltas, tan pronto?

Ven, déjame que lo lave en esta gran palangana de hojalata,
golpeada y lustrosa como la luna.

Mis cabellos están transformándose en rayos de luna que brillan y contrastan con los cobrizos que se niegan a desaparecer…  No quiero que desaparezcan, pero tampoco quiero teñir la blancura que despunta entre mis hebras castañas.  Tiempo, sé dócil…

Peregrina.

Llorar

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Recomiendo llorar siempre que no tengas palabras, para que tu espíritu ría cuando éstas te sobren.

Porque reírse con alguien es también una forma de decir que le amas.

Llorar libera el alma, cuando las palabras no logran expresar su verdadero sentir. Cuando es tanta la felicidad, también el alma llora, porque sólo ella sabe cuánto ha dolido llegar a esa felicidad.

Entonces, llorar es la manifestación más pura del sentir del espíritu y por eso, deberíamos tomarnos más en serio cuando un par de gotas recorren nuestro rostro.

 

Lágrimas.

Peregrina.

Luna

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La luna es… ¡Masculino!

Descubrir que mi referente femenino por excelencia es la representación masculina de la energía según la tradición árabe-romaní, ha sido … Desconcertante…

Luna… A sus pies he dejado secretos, sueños, anhelos, virtudes y pecados. Luna… Me sentido siempre tan identificada con sus ciclos, la influencia de su redondez y su lenta desaparición, para volver a surgir de la sombra.  No es fácil identificar como símbolo masculino, a un referente que es el femenino por excelencia en las tradiciones en las que me he formado. 

No es sólo eso. Ha sido también desconcertante escuchar que la Luna, según la tradición árabe, ¡no mengua! Siendo masculino, solamente crece, ¡siempre crece!

No puedo trasladar toda esa ideología a mi danza. No me siento cómoda pensando en que Luna es un elemento masculino que rige mi condición de bailarina, en la que manifiesto todo lo femenino que hay en mí. Al bailar, mi femineidad llega a su máxima expresión en cada uno de mis movimientos y se siente totalmente identificada con la redondez plena de la Luna llena y mengua y renace en los ciclos de la expresión de mis caderas cuando recorren círculos y semicírculos que la evocan.

Luna será para mí la manifestación más femenina de la luz en el cielo: la contemplación de su redondez llena mi semblante y me acojo a su presencia cuando la veo reinar plena y majestuosa en la infinita negrura del cielo nocturno. Luna me acuna cuando mengua, me desvela cuando resplandece y me hipnotiza cuando desaparece…

Definitivamente, me sigo identificando con la parte más femenina de la redondez de la luna y su encantador hechizo brillante.

Peregrina lunar.

Sombras

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No existiría la sombra si una luz no le diese vida,
así como no puede haber un suspiro si la evocación no lo alienta.
Desde lo más insensible hasta la membrana más dispuesta a vibrar
por la cercanía de tu aliento,
mi sombra se desvanece
cuando la tuya aparece y la cubre en tortuosas cadencias
que se transforman en tu obscura presencia penetrando mi sombra.

La luz…

Ese reflejo que se cuela
a través
de la ligera abertura que queda entre las cortinas
anunciando el rayo de luz que da vida a la sombra

y llega

para matar el manto de aterciopelada negrura que cubría nuestro lecho,
cuando tu aliento aún no se desvanecía entre el mío.

Buen día… Deliciosa sombra

Peregrina, entre deseos y placeres sostenidos.