Silencio húmedo

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water-babiesTras el breve estruendo de bienvenida con el que el agua recibe a su invitado, una corte de presurosas burbujas asciende llevándose los restos del ruido mundanal. Un movimiento sinuoso y quizás algo de lastre abrazando al cuerpo hacen posible el inicio del viaje de descenso. No hace falta alcanzar gran profundidad para entrar en el reino silencioso del agua. Es un viaje para asilados, para aquellos que buscan refugio temporal, lejos de la tiranía de la gravedad, de la dictadura sonora de la rutina, o de la opresión de sus propios pensamientos confusos. Es un viaje íntimo, porque mientras se desciende al acogedor seno del agua, el viajero, antes que buzo, se interna en su propia alma. Lo usual en la superficie es cerrar los ojos para aislarse. Aquí, se clausuran los oídos para permitir que la paz y el sosiego entren por los ojos a través del apacible influjo de distintas frecuencias de azul. Silencio húmedo. Paz líquida. Abandono ingrávido. cypriot_freediver_2004

Cesa todo, incluso la propia respiración, a la que se renuncia justo antes de sumergirse, pues sin tal entrega el agua no concederá su tesoro de silencio. Por un lapso breve pero maravilloso la esencialidad del aire cede el paso a la trascendencia del pensamiento, al disfrute del propio espíritu. Los pensamientos y los sentimientos fluyen. La vida se clarifica. El corazón se siente pero no se oye latir; la vida se percibe de una forma que puede llegar a ser conmovedora.

Lo que el nativo del Amazonas logra con el yagé o el rasta con la marihuana, el ser sumergido lo vive con los primero síntomas de hipoxia. La escasez de oxígeno en las venas lleva la experiencia de la inmersión a los umbrales de lo místico; a un dulce desvanecimiento existencial.

Sin embargo, lo bueno es breve. El aire azul de los pulmones clama por reunirse con el aire de la superficie, del cual fue separado en préstamo para servir al noble propósito del recuentro con la madre agua. Los plazos se cumplen. Un último abrazo con el azul líquido, que en realidad es un abrazo consigo mismo. Las burbujas se adelantan para anunciar el regreso y las piernas se baten acuciosas, regidas por el instinto de respiración que volvió ansioso de su sueño.

emergiendo

Sentir ese silencio perfecto… ¿cuándo será? Alguna vez, sin duda. Hay que esperar la oportunidad. Mientras tanto miro con entrañable amor y algo de nostalgia el azul profundo y la ingravidez de estas fotos de Zena Holloway que me recuerdan la belleza intensa que se esconde en lo breve y que las mejores cosas de la vida con frecuencia nos hacen esperar con ansias la próxima inmersión en ellas.

Persiguiendo la magia … perseguida por la magia … dejándome atrapar por la magia.

Más azul que nunca, Peregrina.

Visita su página: http://www.zenaholloway.com/zena.html

Entre la belleza y la perfección

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mariposasEncontré esta fotografía en el universo del la internet, perdida, anónima, sin más comentarios a su belleza que unas pobres líneas de «hermosas mariposas azules» o frases con faltas de ortografía que no expresaban lo que el profundo de los espíritus pueden compartir.  Entonces nacieron en mí preguntas… como tantas que nacen y se desenvuelven y otras que nacen y se vuelven a quedar dormidas: ¿Algo tan hermoso no ha sido capaz de generar más que las frases vacías que la acompañan? ¿Cuáles son los niveles de sensibilidad de esta humanidad que no logra decir lo que siente? ¿O acaso ya no siente?  ¿O será que nos hemos abandonado de tal forma a la tecnología que nuestra creatividad ya no tiene alas?  Entonces la guardé para mostrársela a los niños de los que aprendo.  Cada uno de los pares de ojos que las vio dijo mucho más que lo que pudieron poner los comentarios vacíos de la página de donde la saqué.  La sensación de alegría que despertó en mi corazón fue comprendida y alimentada por los niños.

No sólo porque la mariposa es un animal que me fascine, sino que, más allá de la magia que puedan envolver las alas de una mariposa en sus colores, está la belleza de la agrupación de estas hadas azules. La perspectiva que da a entender la grandeza del árbol en el que están posadas y manda a volar a la imaginación al bosque que circunda este pequeño espacio abierto ante el lente de la cámara de Kelvin Hudson (después de tanto buscar persiguiendo links que tenían esta imagen, encontré al autor). Más allá de todo esto junto está la energía que emanan y el suspiro que lanzan al viento para llamar al amor.

¿Qué hay entre la belleza y la perfección de esta fotografía?  Yo creo que silencio.  En un lugar así, en donde seguramente el silencio es tan profundo como las voces de los seres que son fotografiados, el espíritu encuentra el espacio perfecto para recrearse y tocar un pedazo de cielo, recrearse en la perfección de las formas y los matices de las alas de estos seres que sin ningún pudor abren sus alas y se dejan acariciar por los ojos de quien las sepa apreciar.

El color azul de las mariposas me transmite tranquilidad, quietud, armonía, la profundidad de la fuerza que las ha creado.

Entre la belleza y la perfección de esta foto encuentro el azul profundo del amor en el que me pierdo en un vuelo hacia mi interior para escuchar su susurro.

Gracias a los ojos que captaron este silencio tan azul.

Peregrina.

Visita su página: http://www.kelvinhudson.com/