A primera vista no sabemos si se trata de un espejo. Necesitamos observar para saber cuál es la fotografía original y cuál su reflejo. El agua es tan transparente que es difícil saber si es agua o cielo.
Observar nos da la posibilidad de ver más allá de la claridad del agua. Observarnos nos hace ver lo más profundo de nuestros sentimientos, la realidad de nuestros pensamientos, nuestro verdadero yo.
Podemos engañar a quienes nos ven, pero no a quienes nos observan con su corazón.
Dulces sueños, Peregrina.
febrero 5th 2009 Joyas de todos los días, Joyas fotográficas