Onceava presentación de L’Opera Imaginaire. «‘La Traviata’ tiene agotadas sus localidades. El Palau de les Arts ofrece siete funciones del clásico de Giuseppe Verdi y para ninguna hay disponibilidad, salvo el 5% de entradas que, por imperativo legal, se han de vender en taquilla el mismo día del espectáculo. No quedan tickets ni para las butacas de visibilidad reducida.»
Así se lee el encabezado de un diario español. La Traviata cierra la temporada de opera en Valencia los últimos días de abril de este año, lo que indica que la Opera es un arte vigente que sigue llenando salas a pesar de ser bastante elitista y caro.
Giuseppe Verdi era amado por los italianos que veían en sus obras históricas el movimiento de unidad y libertad encabezado por el Rey Vittorio Emanuele, la gente aclamaba VV que significaba «Viva Verdi» pero escondía el verdadero significado «Viva Vittorio». Il Nabucco, Aida, Machbeth, Otello, son todas obras históricas en las que Verdi imponía el deseo de unidad política.
1853, La Traviata posee una belleza indescriptible, es necesario escucharla y sentir cada una de las arias en las que Giuseppe Verdi muestra a una cortesana sublime, enamorada, angelical.
La historia, muy conocida por todos: Violetta Valery se desenvuelve en la alta sociedad de París. En una pomposa fiesta conoce a Alfredo Germont. Ella le regala una camelia invitándolo a regresar cuando la flor se marchite. Desde ese momento nace un amor puro entre los dos, la oportunidad para cambiar su vida y recuperar la honra y la salud que le ha quitado la tuberculosis. Violetta vende todas sus propiedades y decide vivir una vida digna al lado de Alfredo en la campiña francesa.
Pero la vida no perdona. El padre de Alfredo se encuentra con Violeta y le dice que tanto Alfredo como su hermana han sido señalados por la sociedad parisina, la relación con una ex-cortesana ha marcado su reputación. Violeta, por amor a Alfredo regresa a su antigua vida con más excentricidades lo que empeora su salud. Alfredo, envenenado por los celos, encuentra a Violeta en una de sus libertinas fiestas y la humilla pagándole ante todos por los favores prestados durante su estancia en el campo. Uno de los amigos de Violeta reta en duelo a Alfredo que cae herido.
Tiempo después, Alfredo, arrepentido, regresa a la casa de Violeta pero es muy tarde, la tuberculosis la ha consumido. Violeta muere en los brazos de Alfredo.
De Guionne Leroy el corto que da vida al aria «Noi siamo zingarelle»
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Libiamo nei lieti calici!
Peregrina.