Cuando vi la película de Vicky, Cristina, Barcelona me llamó la atención una parte en la que Vicky visita un parque con construcciones bastante sui géneris. El nombre de Gaudí como uno de los motivos para que ella quisiera visitar la ciudad y estudiar su arquitectura, me pareció interesante. Poco tiempo después, vagando por la red, me encontré con esta foto en El desvan del poeta:
¡Me pareció bellísima! Una esquina en la que me gustaría recibir un beso… Desde siempre he soñado con ser besada bajo la torre Eiffel en una noche de verano mientras la luna llena brilla en el cielo parisino. Cuando vi este farol me imaginé caminando por las calles de Barcelona, detenerme en esta esquina y ser besada sorpresivamente. Definitivamente, siempre he creido que hay rincones que se prestan para ser besada (unos más que otros) y yo creo que en eso pensaba Gaudí cuando diseñaba sus espacios, cuando adornaba los rincones de sus edificios y perfilaba los herrajes que adornan balcones y escaleras. Me gustó tanto esa esquina del farol que empecé a buscar imágenes del trabajo de Gaudí y ¡vaya sorpresa! Son muchos los rincones de Barcelona en los que me detendría a besar… o a dejarme besar.
Descubrí que más allá de esa esquina existe un edificio cuyos balcones danzan ondulantes y se elevan para observar a los enamorados que caminen por la acera y se besen bajo el farol.
Cuando me detengo frente a una puerta cerrada, mi imaginación empieza a correr y trato de visualizar cómo será el interior de la casa que está detrás; si habrá un patio con una fuente, un jardín con muros cubiertos por enredaderas, tal vez un patio con ropa secándose al sol… Pero cuando lo que me recibe es una reja hecha de hierro forjado con un diseño tan artístico como el de La Pedrera, entonces mi imaginación viaja siguiendo los movimientos de tan rígido material mi mirada llega antes que el cuerpo (de forma virtual, claro está) al interior del lugar.
Entonces lo que mis ojos hayan, supera la imaginación porque más que un patio con fuente cantarina, más que un jardín con enredaderas que trepan los muros. Están balcones con herrajes que se abrazan como para proteger a los que detrás de ellos se asomen por las ventanas que se cubren del sol que las ilumina. Muros pintados de colores que invitan a soñar con el cielo, con un atardecer… o con el amanecer, con la tierra…
Escaleras que suben ondulantes como olas de cantera que llevan a casas en las que la imaginación dice que deben ser aún más sorpresivas.
No conozco de arquitectura, simplemente me dejo guiar por lo que me gusta, por lo que me hace sentir armonizada. Tampoco he estado en Barcelona pero a juzgar por lo que he visto, creo que los espacios que Gaudí ideaba, iban más allá de la necesidad de habitarlos. Creaba espacios en donde la vida se mueve a través del tiempo en el mismo espacio, generando creatividad en los que la habitan.
Son tantos los lugares que Antoni Gaudí i Cornet diseñó que es difícil poner todas las fotos que encontré en mirecorrido virtual por las calles de Barcelona. La Casa Miló abrió mi curiosidad pero después encontré lugares con magia radiante que invitan a vivirlos y admirarlos.
Me imagino bailando con velos de seda bañados por la luz del sol del atardecer que entra delicadamente a través de los cristales de la ventana del salón principal de la Casa Batlló,
O asomarme por los herrajes del elevador (creo que sea un elevador) mientras veo que mi amado sube por las escaleras de la Casa Calvet…
Lo más hermoso de ir y venir por las páginas de la red, es que de Barcelona y Gaudí, llegué a la Casa Tassel, en Bruselas, una joya de la arquitectura diseñada por Victor Horta … Qué belleza subir por estas escaleras y ser tomada por la cintura para recibir un beso al final de un día de paseo por rincones para ser besada.
Sigo con el deseo de ser besada bajo la Torre Eiffel,
Peregrina.