Dejando el pecado a un lado

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Para borrar el pecado original, para salvarnos del pecado, siete picos porque son siete pecados capitales… Pecado, pecado, pecado.  Si te portas mal no tienes regalos, si eres malo, si eres malo, si eres malo. ¡Qué miedo ser  malo!  Y, ¿de verdad soy tan malo? 

Ya estuvo bueno de tantos pecados.   Ni de siete picos, ni de pecados, ni de virtudes que contrarresten los pecados.  Amor, simplemente amor.  Amor sincero, amor natural, amor humano, amor que sólo hay uno:  Amor.

Propongo una piñata morada, el color de la profundidad, de la que se desborde el amor. Propongo portarse ni bien ni mal, sino como el corazón lo dicte, actuar siguiendo su susurro, mirar sólo a través del amor, sin juzgar los actos de los demás.  Amar incondicionalmente, sin pensar en la actitud del otro, sin esperar ninguna retribución.  Simplemente gozar en el momento de actuar.   No pensar en no pecar, sino amar y actuar en consecuencia.

Sí. Es más fácil romper la piñata de siete pecados, esperando que de ella salgan las virtudes, antes de actuar en consciencia, por amor, con amor, para el amor.

Pues, vamos a intentarlo, ¿no?
Peregrina.

 

Un corazón perfecto

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Se me antoja poner este cuento de  Paulo Coelho, por aquello de todo el amor que se predica en estos días de fiesta.
Un joven se paró en medio de la plaza y comenzó a proclamar que poseía el corazón más hermoso de la comarca. Mucha gente se congregó a su alrededor para admirar su corazón, que era perfecto. De entre la gente salió un anciano que le dijo:

«Tu corazón no es más hermoso que el mío.»

Tanto la gente como el joven, miraron el corazón del viejo. Latía con fuerza pero tenía innumerables cicatrices y heridas abiertas. Tenía lugares en los que habían sido removidos pedazos enteros que hacían doler los corazones. Pero el joven miró el corazón del viejo y comenzó a reír.

“Debes estar bromeando» dijo. “Comparas tu corazón con el mío tan perfecto, mientras que el tuyo es un desastre hecho de cicatrices y lágrimas.»

“Sí,” dijo el viejo, “El tuyo luce perfecto pero nunca lo cambiaría por el mío. Verás, cada cicatriz representa a las personas a quienes he dado mi amor. He arrancado un pedazo de mi corazón y se los he dado a cambio de pedazos de sus corazones que han reemplazado los huecos vacíos que el dolor ha dejado en mi corazón, por eso se nota que no encajan bien en los espacios.

“Algunas veces le he dado pedazos de mi corazón a personas que se los han llevado, sin darme nada a cambio, por eso ves estos espacios vacíos. Dar amor es siempre un riesgo, pero aunque estos huecos son dolorosos, estando abiertos, me recuerdan el amor que he sentido por esas personas, yo sé que algún día recibiré amor a cambio. ¿Logras ver ahora su verdadera belleza?»

El joven se sentó en silencio mientras algunas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

Caminó hacia el anciano que le ofreció un pedazo de su corazón, a su vez, tomó de su joven y perfecto corazón otro pedazo para intercambiarlo con el anciano.

>Lo encajó en el hueco y vio que entraba, aunque no del todo bien.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto pero observó que había adquirido una extraña belleza, lucía más hermoso que nunca con el pedazo del anciano encajado en medio de su joven corazón.


Una vez  más, la belleza de la perfecta imperfección.
Peregrina.

 

Feliz y alucinada

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Este lugar que soy, como arena con ríos,
hace tiempo conoce la visita del cielo.
Sobre mi rostro cruza la procesión de pájaros
y yo voy extasiada, persiguiéndolo,
sin sentir que las piedras me golpean, me rompen,
me rechazan.

Camino sin medir fatiga ni distancia.

Ay, alcanzaré el mar, y el cielo irá volando más allá.

>

A veces tan ligera
como un pez en el agua,
me muevo entre las cosas
feliz y alucinada.

Feliz de ser quien soy,
sólo una gran mirada:
ojos de par en par
y manos despojadas.

El centro de la llama
mi centro.
Aquí arder, aquí hablar
lo verdadero.

Yo no me fui,
no he vuelto;
yo siempre estuve aquí
viviendo

sin ayer, sin mañana,
ni próximo, ni lejos,
este minuto único
y eterno.

Las palabras, una selección de Rosario Castellanos «Misterios Gozosos»  y  El puente, y Más agua, vistos a través del lente de Félix Vaquerizo, ojos que muestran rincones y momentos  de nuestro mundo.

Peregrina.

El susurro de los árboles

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Talento para componer, talento para interpretar y también talento para apreciar. Todos nacemos con estrella, somos dados a luz y esa luz permanece en nosotros por el resto de nuestra vida, (que haya quienes no quieren verla es otro cantar), lo que significa que todos tenemos la capacidad de ser luminosos. Es preciso, sin embargo, hacer uso del talento para lograr vivir en la luz, poder apreciar la belleza que se esconde en todos lados y convertirla en algo más: creatividad.

Creatividad para transformar, creatividad para compartir, creatividad para opinar. No es necesario condenar lo que otros han creado porque las malas creaciones se condenan por sí mismas, cada creación lleva en sí el alma de su creador. En estos últimos días, he entrado en contacto con diferentes manifestaciones artísticas y he podido darme cuenta que, para criticar lo que se me ofrece, es necesario abrir el corazón, ensanchar mi propia apreciación y tratar de ver más allá de lo que los sentidos físicos reciben, encontrar la esencia de las raíces que lo han formado y entonces decidir si fundirme o no con esa obra. No todo es para todos y en este universo hay espacio para cada uno y cada una de sus obras. El talento de apreciación me permite entrar en sintonía y armonizar, o dejarlas pasar para que puedan llegar a quienes logren apreciarlas tal como son. Criticarlas sin juzgarlas. Apreciar una obra desde sus raíces me da la posibilidad de hacerme un lado o armonizar.


Armonizar, fluir con la energía que ha generado la expresión que se recibe, y enriquecerla al mezclar los sentimientos que logra despertar en mí. El arte es generadora de sensaciones y sentimientos ¡de ellos se alimenta!

Las grandes obras llega a serlo porque son la manifestación no sólo de quienes las han creado, sino de aquellos que las aprecian y valoran, dándoles trascendencia. La humanidad se apropia de ellas, las hace Obras Maestras Universales. Trascienden y con ellas su autor y quienes las recrean.

Trascender es la razón de la vida. Vivir y disfrutar mientras se vive le da sentido a esa razón. Crear y recrearse con las creaciones que se comparten hacen de ese sentido, un motivo para vivir.

Los árboles susurran hasta cuando no hay viento. Es necesario aprender a escuchar el silencio del viento para desarrollar el talento, he ahí el secreto de la creatividad.

Disfrutando de los acordes de una fresca mañana dominical sin viento,
Peregrina.

Pasó y sigo igual

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Será la necesidad de dejar huella en el espacio en que nos toca caminar, será el deseo innato, ese del que no nos damos cuenta tener, el que nos lleva a contar el tiempo que llevamos vivos y esperar … esperar … esperar.

Esperar a que llegue, esperar a que no se note que ha llegado, cuando son ya muchos los que han llegado. Notar los cambios que se dan, no de un día para otro, pero sí de día a día.

Desear y seguir deseando, aunque al pasar de cada uno, el sentido de los deseoso se va perdiendo, o … quizá sea mejor decir, toma la ruta de la realidad y es entonces que se deja de desear y se enfoca en el caminar por donde tal vez se pueda encontrar como fruto del camino andado, el fruto del deseo anhelado.

Y luego… luego todo pasa y todo sigue estando igual. Un año y otro más se van metiendo en el cuerpo y el alma se va liberando porque, si bien es cierto que las cicatrices que la vida deja en el cuerpo marcado, las experiencias abren el corazón y sueltan las alas con seguridad y confianza en el vuelo, cada vez más seguro, cada vez más diestro.

Llevo menos del medio siglo… pero voy en camino, lento pero seguro.

Y … después de todo… no se notan, no se notan… yo me siento igual. Y tú… ¿cómo te sientes después de tu cumpleaños?

En el azul más hermoso,
Peregrina

noviembre 27th 2010 Joyas de todos los días

Sueños y pensamientos, luces y sombras

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Con los ojos cerrados, con los ojos abiertos. La luz y las sombras. Soñar y pensar.

Nuestra percepción del mundo interior y exterior procede de cada uno esos factores, se necesita mucha práctica para poder ver con los ojos cerrados o crear a partir de la sombras. Soñar despiertos en la inconsciencia del subconsiciente o pensar con la consciencia mientras se está soñando.

Realidad en la virtualidad que se puede sentir. Magia en la obscuridad que se puede ver.

Peregrina.

Música azul, Bruno Coulais

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No es sólo la belleza visual que manifiesta de forma tan clara la vida que fluye y confluye mientras las mareas suben y bajan en una eterna danza al ritmo de los seres que habitan sus aguas.  Es la combinación del amor y respeto a los mares;  el derroche de genialidad   para encontrar la  tecnología más novedosa que permita mostrar las mil formas   en las que  se manifiestan los océanos, el movimiento infinito en el que se expanden y contraen ola tras ola.

Suave o arrogante, con colores brillantes y cristalinos o tonos profundos y obscuros que nos hacen intuir la infinita distancia que nos puede alejar del fondo.  Así son las melodías que Bruno Coulais compuso para musicalizar cada uno de los movimientos del agua, cada una de las piruetas de los seres que la habitan, acompañando y enmarcando con una armonía precisa y cadenciosa el ritmo propio  del mar,  el canto y encanto de sus seres.

Esta monumental obra cinematográfica producida y dirigida por Jacques Perrin y Jacques Cluzaud (discípulos y herederos de la pasión y talento de Jacques Costeau) nos permite no sólo ver, sino sentirnos parte, por un  momento, de  la belleza inigualable de la profundidad mágica de los océanos que abrazan la Tierra. ¿Quién le puso Tierra a nuestro planeta? ¿Por qué no la habrán llamado Agua?

Océanos es una película tan profunda como su nombre mismo.  Aquí comparto «Oceans will be» la  canción que  acompaña los  títulos  finales.  Visita su página, únete  a la causa.  Que nuestra huella no siga destruyendo su belleza azul.

Peregrina.


Padre e Hija ~ In memoriam

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Música y movimiento salidos de tinta y agua me provocan sensaciones que se transforman en sentimiento que rueda húmedo y silencioso desde mis ojos.

Al ver este corto, me ha venido a la mente la imagen -sin música, ni tinta, ni acuarela- sino de sombras transparentes que pasan inalcanzables en mi mente. Es la evocación de sonrisas de niñas jugando con su padre, pequeñas que corren vestidas de terciopelo rojo en un parque húmedo, allá en un otoño de hace 38 años… Y un silbido que escucho lejano, como un susurro de viento…

No recuerdo el último beso que él me dio, pero tengo muy presente el último que yo le dí hace 38 años.

Bajo una bellísima luna llena de octubre,
Peregrina.

La elegancia y la belleza están por todas partes

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Cuando la elegancia se encuentra con la inteligencia, el resultado es la filosofía, la invocación de la magia que encierra la melodía de  la vida.

Ha pasado ya un año desde que comencé a leer La elegancia del erizo, de Muriel Barbery.  Un año de haber comenzado a leer un libro, no quiere decir precisamente que me tomó un año leerlo de principio a fin, al contrario, ha sido uno de los libros que he leído con más ímpetu, tanto por la simplicidad de la historia en sí, como por la fluidez y belleza con la que está escrito.   Lo que quiero decir es que, después de haber llegado a más de la tercera cuarta parte del libro, comprobé lo que sentí apenas leí unas cuantas páginas:  La elegancia del erizo es uno de esos libros que se deben leer a pedacitos, para disfrutar el sabor de cada párrafo, el colorido con el que se tiñe cada uno de los capítulos que, en sí, son pequeñas historias, como las que nos ocurren día a día; anécdotas que encierran un sentido preciso o relatos de momentos que sostienen y arman la vida en su conjunto, siendo piezas únicas que pueden admirarse desde su individualidad.

Entonces volví al primer capítulo, dándome el tiempo para reflexionar y encontrar el motivo que puede tener cada una de las frases que le dan vida. Encontré un gran tesoro.

En la modernidad del mundo en que vivimos, se nos pierde el sabor de la elegancia, se nos adormece el sentido del arte y se aburre la creatividad que termina por irse a encerrar en rincones obscuros de nuestro interior.

Que esto pase cuando se tienen escasos  12 años de edad (o menos) preocupa enormemente.  Afortunadamente, el espíritu encuentra, o al menos intenta, la manera de surgir de la inanición en la que lo sumerge la banalidad de la sociedad moderna; tal vez sea por eso que los niños de hoy nos invaden con sus caprichos y síndromes varios, que utlizan como medios de defensa ante la falta de sentido que encuentran en nuestros estilos de vida.

En la historia de Barbery, la soledad de una inteligente niña de 12 años perteneciente a una familia de la alta sociedad francesa, se encuentra con el aislamiento por el que ha optado una modesta mujer de edad avanzada, amante de la filosofía, de la literatura universal, la gramática, las ciencias, las artes.  Una mujer que a sus casi 60 años, aprovecha cada momento libre para estudiar, mientras degusta humeantes tazas de té acompañadas de delicados bocadillos y refinada repostería, siempre refugiada en la portería de un elegante edificio parisino.

A medida que fui leyendo sus líneas, se abrieron ante mi historias contadas con la simplicidad con la que se vive en cualquier ciudad del planeta.  Descubrí la sencillez de vidas que transcurren en la búsqueda del sentido y trascendencia. Me encontré con almas que se reconocen al contacto de la primera mirada y comienzan  a vincular sentimientos y pensamientos que forman una plataforma desde la que se puede tener una perspectiva diferente de la vida: más diáfana, más amable.

Entre tratados de fenomenología, arte japonés y alta repostería portuguesa,  La elegancia del erizo me ha hecho reflexionar sobre los detalles que enmarcan el verdadero significado que puede tener el arte, una frase bien escrita, la melodía que escucho o el color de los pétalos de una rosa que al caer, muestran la perfección del movimiento que divide la vida de la muerte.

La película es, sin lugar a dudas, una obra de arte que hay que ver.  Pero el libro es, definitivamente, una obra de vida que encierra más de un motivo para ser leído y releído y vuelto a leer.

El final es, absolutamente, cautivador.

Mientras escribo esta reflexión, tomo una taza de té y evoco el silencio que enmarca el viento de octubre mientras la luz del sol de media mañana entra tenuamente por mi ventana y, como escribe Muriel Barbery,

«en cada sorbo, el tiempo se sublima».

Peregrina.

De la Religión a la Espiritualidad

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Espiritualidad es un estado de armoniosa unidad
Religión es la multiplicidad de intentos de espiritualidad

 

La religión sigue rituales y  dogmas incuestionables,
precisa una formalidad que reprime el pensamiento
En la espiritualidad, se asciende sin necesidad de dogmas,
es un diálogo que cuestiona, razona y busca respuestas

La religión descansa en la inconsciencia
La espiritualidad despierta la consciencia

La religión marca esquemas que dirigen y restringen
La espiritualidad escucha la voz interior

La religión amenaza y amedrenta
La espiritualidad da paz interior

La religión apunta al pecado creando sentimientos de culpabilidad
La espiritualidad se vale del error para intentarlo nuevamente
y seguir adelante

La religión reprime ~ La espiritualidad trasciende

La religión se  inculca desde niño como una obligación semanal
La espiritualidad se busca porque satisface los sentidos y alegra el instantes

La religión no es Dios
La espiritualidad es el TODO y por lo tanto es Dios.

La religión inventa ~ La espiritualidad descubre

La religión es organización humana con reglas
La espiritualidad es divina, su regla es el Amor

La religión es causa de división
La espiritualidad es causa de unión

La religión busca seguidores
La espiritualidad se encuentra en la soledad y silencio

La religión sigue los preceptos de un libro sagrado
La espiritualidad busca lo sagrado en todos los libros

La religión se alimenta del miedo
La espiritualidad se alimenta de la confianza

La religión hace vivir en el pensamiento
La espiritualidad hace vivir en la conciencia

La religión se basa en el hacer
La espiritualidad se ocupa del SER

La religión es lógica ~ La espiritualidad es dialéctica

La religión alimenta el ego ~La espiritualidad lo trasciende

La religión renuncia al mundo
La espiritualidad encuentra a Dios en el mundo

La religión es adoración
La espiritualidad es meditación

La religión se manifiesta en conjunto
La espiritualidad es individualidad

La religión sueña con la gloria y el paraíso
La espiritualidad es la gloria y el paraíso aquí y ahora

La religión vive en el pasado y en el futuro
La espiritualidad vive en el presente

La religión es un encierro en la memoria
La espiritualidad es libertad en consciencia

La religión cree en la vida eterna
La espiritualidad toma consciencia de ella

La religión es una promesa después de la muerte
La espiritualidad encuentra a Dios en mí, aquí y ahora

Para muchos la religión ha sido la puerta de entrada en el camino de la espiritualidad,
para otros, es el ancla que impide que las alas se abran hacia la libertad.

La religión, cualquiera que sea, invita a la espiritualidad, es entonces que deja de existir,
es entonces que encuentra su trascendencia, deja de hacer proselitismo para Ser, sin más qué hacer.

Peregrina.