El agua reflejó los últimos rayos del sol dejándonos a merced del viento que soplaba desde el norte. Una tarde de enero le daba paso a la media luna que comenzaba a brillar en el añil del cielo nocturno.
Me gusta el conjunto armonioso que la mano del hombre logró darle a este rincón de nuestro planeta, en el que naturaleza y arquitectura comparten espacio.
En el momento que capté en la foto,
Floria.
enero 26th 2009 Joyas de todos los días, Joyas fotográficas