Sentir
Sentir. La tierra que gira porque siente
el espacio estrellado. Y el mar y el mundo
y el minúsculo tallo de la hierba.
Sentir el tiempo cayendo gota a gota,
desesperadamente.
(¿Qué siente mayo, qué siente el calor verde?)
Sentir la lluvia y su tambor de piedra
y la naranja en su planeta solitario
lleno de aromas amarillos.
Sentir más cerca, dentro y fuera del cuerpo,
con lo que queda en él de nuestros padres;
oír sus voces llamándose en la nuestra.
(¿Qué siente la nube en la ventana
cuando los ojos la detienen?)
Sentir. Los astros más y más se redondean
gravitando en sus azules sentimientos.
Sentir, sentir a pesar de la ciudad,
contra los vahos de su anestesia,
con la infancia que aún corre por la sangre,
con la magia del sueño;
apartar de la carne sus viejos bueyes de opio
hasta que se despierten.
Bellísimas las palabras del poeta venezolano Eduardo Montejo. El calor verde de mayo… ¡Qué originalidad para describir algo que generalmente imaginamos del color del fuego! ¿Qué siente mayo? Calor de primavera en plenitud. Calor para sentarse a contemplar y sentir la belleza verde de mayo.
Gracias a Alfredo Algargos por la imagen del pintor William Reynolds «Verano».
Peregrina.