enamorado de su transparencia.
todo está cerca y todo es intocable.
reposan a la sombra de sus nombres.
la misma terca sílaba de sangre.
un espectral teatro de reflejos.
no me mira, me miro en su mirada.
Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.
Octavio Paz
Esta es la historia de la foto que elegí para acompañar una de las joyas de Octavio Paz. Me gusta tanto la forma en la que el día dudaba entre irse y quedarse el 13 de febrero del 2007 cuando la luz del sol pintaba la misma terca sílaba de sangre en el cielo que coronaba las montañas. Un par de ojos que no me miraban me descubrieron en su mirada para regalarme esta foto y con ella el instante intocable que ahora adorna esta ventana que se abre al pasado y lo hace presente para detenerlo en el tiempo.
No pertenecer al espacio y sin embargo poder estar presente en la mirada de otro. Irse y quedarse siendo una pausa en el tiempo hasta que el tiempo vuelva a retomar su andar.
Hay momentos que son perfectos. Hay instantes que son tan perfectos que no deberían disiparse, ni morir, ni perderse en el recuerdo del paso del tiempo que indiferente los deja atrás en su eterno caminar; y hay miradas que se enamoran de esos momentos y las regalan a quienes no tienen las suyas puestas en ese espacio y no comparten el mismo tiempo sin embargo esperan poder participar del gozo de la luz que los penetra.
¿La eternidad es un ciclo que se repite una y otra vez o es una línea continua de sucesos que se dan uno tras otro, relacionado consecuencias y efectos ocasionando nuevos ciclos?
Floria.