Lunes y miércoles grupos para
principiantes 19:30 a 20:30
intermedios 20:30 a 21:30
C.I.M.A. Avenida Av. del Sol 222, SM.45
Informes 887 72 61 ó 99 8186 88 82.
Maestra: >Daniela de la Mora.
Para mí, la danza es vida, es presente, es belleza, es fortaleza, es un momento que trasciende y permanece transformándose en alegría. Lograr sentir cada uno de los músculos que se mueven, separando las partes del cuerpo que generalmente muevo al mismo tiempo y sin pensar en ellos. Sentir de manera particular los hombros, seguir el ritmo con movimientos circulares de los músculo del tórax que hacen girar el pecho, fluir en la cadencia de los círculos que se marcan con la rotación de las caderas, marcar el arco del pie y sentir el piso en la punta del dedo, girar con los brazos en alto mientras los pies apenas rozan el suelo. Danzo por todo eso pero también porque en la danza, especialmente en la danza oriental, he encontrado salud para mi cuerpo. El ritmo y la coordinación de las distintas partes del cuerpo, la memoria, la corrección de la postura, el fortalecimiento de mis tejidos musculares, sobre todo en la parte del abdomen y la pelvis.
Los dolores pre menstruales desaparecen después de una sesión de baile. Me siento concentrada y conectada con mi centro energético, y definitivamente el estres o la tristeza, enojos o frustraciones desaparecen apenas la música empieza a resonar en mi cuerpo. He aprendido a aceptar y admirar mi cuerpo, me gusto y me gusta sentir como ese placer fluye y se manifiesta en cada momento del día. Me siento hermosa, me siento feliz por lo tanto ¡me ven hermosa! Una belleza que nace del amor a mí misma. He descubierto lo que puede hacer mi cuerpo. La belleza es eterna, no importa la edad que tengas para formar parte de estos maravillosos grupos de danzas femeninas.
Además de todo esto, es hermoso poder disfrutar de la convivencia con otras mujeres que comparten la alegría de danzar, la complicidad de planear presentaciones, pensar en la combinación de colores para nuestros vestuarios, maquillarnos juntas y lograr sincronizar nuestros movimientos en las coreografías.
Por eso bailo, y ese espacio es especial porque es para mí. Me dedico a mí misma, me admiro, veo mis errores y trato de corregirlos, aplaudo mis logros y sonrío y comparto las sonrisas de mis compañeras de baile.
Es por eso que ¡te invito a bailar! Peregrina.