La Llorona

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Y cuenta la leyenda, en una de sus tantas versiones que . . .

Los cuatros sacerdotes aguardaban espectrantes. Sus ojillos vivaces iban del cielo estrellado en donde señoreaba la gran luna blanca, al espejo argentino del lago de Texcoco, en donde las bandadas de patos silenciosos bajaban en busca de los gordos ajolotes. Después confrontaban el movimiento de las constelaciones estelares para determinar la hora, con sus profundos conocimientos de la astronomía. De pronto estalló el grito. Era un alarido lastimoso, hiriente, sobrecogedor. Un sonido agudo como escapado de la garganta de una mujer en agonía. El grito se fue extendiendo sobre el agua, rebotando contra los montes y enroscándose en las alfardas y en los taludes de los templos, rebotó en el Gran Teocali dedicado al Dios Huitzilopochtli, que comenzara a construir Tizoc en 1481 para terminarlo Ahuizotl en 1502 si las crónicas antiguas han sido bien interpretadas y pareció quedar flotando en el maravilloso palacio del entonces Emperador Moctezuma Xocoyótzin. «¡Es Cihuacoatl!», exclamó el más viejo de los cuatro sacerdotes que aguardaban el portento.

— La Diosa ha salido de las aguas y ha bajado de la montaña para prevenirnos nuevamente –, agregó el otro interrogador de las estrellas y la noche.

Subieron al lugar más alto del templo y pudieron ver hacia el oriente una figura blanca, con el pelo peinado de tal modo que parecía llevar en la frente dos pequeños cornezuelos, arrastrando o flotando una cauda de tela tan vaporosa que jugueteaba con el fresco de la noche plenilunar.

Cuando se hubo opacado el grito y sus ecos se perdieron a lo lejos, por el rumbo del señorío de Texcocan todo quedó en silencio, sombras ominosas huyeron hacías las aguas hasta que el pavor fue roto por algo que los sacerdotes primero y después Fray Bernandino de Sahagún interpretaron de este modo:

«…Hijos míos, amados hijos del Anáhuac, vuestra destrucción está próxima»

Venía otra sarta de lamentos igualmente dolorosos y conmovedores, para decir, cuando ya se alejaba hacia la colina que cubría las faldas de los montes:

«…¿A dónde iréis? ¿A dónde os podré llevar para que escapéis a tan funesto destino? Hijos míos, estáis a punto de perderos…»

Al oír estas palabras que más tarde comprobaron los augures, los cuatro sacerdotes estuvieron de acuerdo en que aquella fantasmal aparición que llenaba de terror a las gentes de la gran Tenochtitlán, era la misma Diosa Cihuacoatl, la deidad protectora de la raza, aquella buena madre que había heredado a los dioses para finalmentente depositar su poder y sabiduría en Tilpotoncátzin en ese tiempo poseedor de su dignidad sacerdotal.

El emperador Moctezuma Xocoyótzin se atuzó el bigote ralo que parecía escurrirle por la comisura de sus labios, se alisó con una mano la barba de pelos escasos y entrecanos y clavó sus ojillos vivaces aunque tímidos, en el viejo códice dibujado sobre la atezada superficie de amatl y que se guardaba en los archivos del imperio tal vez desde los tiempos de Itzcoatl y Tlacaelel.

El emperador Moctezuma, como todos los que no están iniciados en el conocimiento de la hierática escritura, sólo miraba con asombro los códices multicolores, hasta que los sacerdotes, después de hacer una reverencia, le interpretaron lo allí escrito.

—Señor, — le dijeron –, estos viejos anuales nos hablan de que la Diosa Cihuacoatl aparecerá según el sexto pronóstico de los agoreros, para anunciarnos la destrucción de vuestro imperio.

Dicen aquí los sabios más sabios y más antiguos que nosotros, que hombres extraños vendrán por el Oriente y sojuzgarán a tu pueblo y a ti mismo y tú y los tuyos serán de muchos lloros y grandes penas y que tu raza desaparecerá devorada y nuestros dioses humillados por otros dioses más poderosos.

«¿Dioses más poderosos que nuestro Dios Huitzilopochtli, y que el Gran Destructor Tezcatlipoca y que nuestros formidables dioses de la guerra y de la sangre?» Preguntó Moctezuma bajando la cabeza con temor y humildad.

«Así lo dicen los sabios y los sacerdotes más sabios y más viejos que nosotros, señor. Por eso la Diosa Cihuacoatl vaga por el Anáhuac lanzando lloros y arrastrando penas, gritando para que oigan quienes sepan oír, las desdichas que han de llegar muy pronto a vuestro Imperio».

Moctezuma guardó silencio y se quedó pensativo, hundido en su gran trono de alabastro y esmeraldas; entonces los cuatro sacerdotes volvieron a doblar los pasmosos códices y se retiraron también en silencio, para ir a depositar de nuevo en los archivos imperiales, aquello que dejaron escrito los más sabios y más viejos.

Por eso desde los tiempos de Chimalpopoca, Itzcoatl, Moctezuma, Ilhuicamina, Axayácatl, Tizoc y Ahuizotl, el fantasmal augur vagaba por entre los lagos y templos del Anáhuac, pregonando lo que iba a ocurrir a la entonces raza poderosa y avasalladora.

Al llegar los españoles e iniciada la conquista, según cuentan los cronistas de la época, una mujer igualmente vestida de blanco y con las negras crines de su pelo tremolando al viento de la noche, aparecía por el Sudoeste de la Capital de la Nueva España y tomando rumbo hacia el Oriente, cruzaba calles y plazuelas como al impulso del viento, deteniéndose ante las cruces, templos y cementerios y las imágenes iluminadas por lámparas votivas en pétreas hornacinas, para lanzar ese grito lastimero que hería el alma.

«¡Aaaaaaaay mis hijos! ¡Aaaaaaay, aaaaaaay! El lamento se repetía tantas veces como horas tenía la noche la madrugada en que la dama de vestiduras vaporosas jugueteando al viento, se detenía en la Plaza Mayor y mirando hacia la Catedral musitaba una larga y doliente oración, para volver a levantarse, lanzar de nuevo su lamento y desaparecer sobre el lago, que entonces llegaba hasta las goteras de la Ciudad y cerca de la traza.

Jamás hubo valiente que osara interrogarla. Todos convinieron en que se trataba de un fantasma errabundo que penaba por un desdichado amor, bifurcando en mil historias los motivos de esta aparición que se transplantó a la época colonial.

Los románticos dijeron que era una pobre mujer engañada, otros que una amante abandonada con hijos, hubo que bordaron la consabida trama de un noble que engaña y que abandona a una hermosa mujer sin linaje.

Lo cierto es que desde entonces se le bautizó como «La llorona», debido al desgarrador lamento que lanzaba por las calles de la Capital de Nueva España y que por muchos lustros constituyó el más grande temor callejero, pues toda la gente evitaba salir de su casa y menos recorrer las penumbrosas callejas coloniales cuando ya se había dado el toque de queda.

Muchos timoratos se quedaron locos y jamás olvidaron la horrible visión de «La llorona» hombres y mujeres «se iban de las aguas» y cientos y cientos enfermaron de espanto.

Poco a poco y al paso de los años, la leyenda de La Llorona, rebautizada con otros nombres, según la región en donde se aseguraba que era vista, fue tomando otras nacionalidades y su presencia se detectó en el Sur de nuestra insólita América en donde se asegura que todavía aparece fantasmal, enfundada en su traje vaporoso, lanzando al aire su terrorífico alarido, vadeando ríos, cruzando arroyos, subiendo colinas y vagando por cimas y montañas.

Y cuenta la leyenda que el gemido nunca terminará … ¡Ayyyyy! ¡AAAAAyyyyyy!!!

Peregrinando, días nublados y húmedos de otoño, en vísperas de días de muertos
Peregrina.

Relato Leyendas Mexicanas.  Fotografías Brooke Shaden

Lacrimosa

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39 años vivo en mi corazón, intermitente en mis borrosos recuerdos y ausente ante mis ojos. Recuerdo las veces que tomaste mi mano al caminar y contemplaste mi cabello atado con una cinta azul. 

Lacrimosa dies illa
qua resurget et favilla
iudicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.
Pe Iesu, Domine,
dona eis requiem. Amen.

Día de lágrimas aquél
en que resurja del polvo
para ser juzgado el hombre reo.
Perdónale pues, Dios, piadoso Jesús, Señor,
dales el descanso. Amén.

Lacrimosa es una pieza musical dentro de La Misa de Réquiem en Re Menor, K. 626s de Wolfgang Amadeus Mozart basada en los textos latinos para el acto litúrgico católico ofrecido en las defunciones, se trata de la decimonovena y última misa escrita por Mozart. Mozart murió antes de terminarla, en 1791.

A la memoria de mi padre,
Peregrina.

Primavera y Otoño

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Este año,
la primavera trajo una singular lluvia
de semillas de ceiba.

Ahora, el otoño llega y me sorprende con el revoloteo de mariposillas blancasAmbas bellísimas, transparentes y misteriosas… ciclos secretos de la naturaleza.

En la contemplación de lo inusual,
Peregrina.

Una razón más para vivir sonriendo

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Hoy es el cumpleaños de una  mujer de ojos grandes muy grandes.  Mi amiga vive sonriendo y con una actitud positiva ante la vida, por eso me recuerda a la Tía Ofelia de las historias de Angeles Mastretta en Mujeres de Ojos grandes.

«Hay gente con la que la vida se ensaña, gente que no tiene una mala racha sino una continua sucesión de tormentas. Casi siempre esa gente se vuelve lacrimosa. Cuando alguien la encuentra, se pone a contar sus desgracias, hasta que otra de sus desgracias acaba siendo que nadie quiere encontrársela.

Esto último nunca le pasó a la tía Ofelia, porque a la tía Ofelia la vida la cercó varias veces con su arbitrariedad y sus infortunios, pero ella jamás abrumó a nadie con la historia de sus pesares.  Dicen que fueron muchos, pero ni siguiera se sabe cuantos, y menos las causas, porque ella se encargó de borrarlos cada mañana del recuerdo ajeno.

Era una mujer de brazos fuertes y expresión juguetona, tenía una risa clara y contagiosa que supo soltar siempre en el momento adecuado.   En cambio, nadie la vio llorar jamás.   A veces le dolían el aire y la tierra que pisaba, el sol del amanecer, la cuenca de los ojos.  Le dolían como un vértigo el recuerdo, y como la peor amenaza, el futuro.   Despertaba a media noche con la certidumbre de que se partiría en dos, segura de que el dolor se la comería de golpe.   Pero apenas había luz para todos, ella se levantaba, se ponía la risa, se acomodaba el brillo en las pestañas, y salía a encontrar a los demás como si los pesares la hicieran flotar.  Nadie se atrevió a compadecerla nunca.  Era tan extravagante su fortaleza, que la gente empezó a buscarla para pedirle ayuda. ¿Cuál era su secreto? ¿Quién amparaba sus aflicciones? ¿De dónde sacaba el talento que la mantenía erguida frente a las peores desgracias?

Un día le contó su secreto a una mujer joven cuya pena parecía no tener remedio:   -Hay muchas maneras de dividir a los seres humanos- le dijo-.   Yo los divido entre los que se arrugan para arriba y los que se arrugan para abajo, y quiero pertenecer a los primeros.  Quiero que mi cara de vieja no sea triste, quiero tener las arrugas de la risa y llevármelas conmigo al otro mundo. ¡Quién sabe lo que habrá que enfrentar allá!»

Cuando sea grande quiero ser como tú…

Peregrina.

La fotografía de Alfred Stieglitz 1919 «Georgia Okeefe». La pintura es de la artista estadounidense Georgia Okeefe, finales del siglo XIX.

Abrir mi corazón para que en él anide y de él vuele a todas partes

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picasso-paz

~ Paqe  ~  Frieden  ~  Mír  ~   Freds  ~   Rauhan ~  Paix   ~  Vrede  ~   Beké  ~  Berdamai  ~   Peace ~  Pace  ~  Paz  ~   Pau ~  Baké  ~  Nerane’I  ~   Heiwa  ~  Spokoj  ~   Dohiyi  ~   He ping   ~  Shanti   ~  Udo  ~   Khanaghutyun  ~   Hau   ~  Shalom  ~   Hasiti  ~   Mire  ~   Laven  ~   Pax  ~   Hmetho  ~   Hacana  ~   Salam  ~

Con la esperanza de que algún día la paz encuentre un nido que la acoja y pueda quedarse para siempre entre nosotros.  En este día internacional de la paz… una oración para que cada corazón aporte un suspiro que forme ese nido que la invite a quedarse.

Shanti, Shanti, Shanti

Peregrina


Imperfección perfeccionable sí … Mediocridad ¡JAMÁS!

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No me corresponde hacerlo, no me lo pidieron a mí, así que se quede, a mí que, pues más o menos, para la próxima tal vez. A lo mejor. Mejor luego. Ya para qué…

No hay nada más triste que escuchar una de esas frases en las que se saborea la falta de creatividad, en las que las ganas de vivir han muerto en el momento en que el pensamiento las puso en la boca, cargadas de apatía e insensibilidad… Sueños grises de seres incoloros.

Me encontré con esta entrevista que me pareció muy interesante, aunque siento que es triste notar que la mediocridad es una patología que se extiende en todas direcciones y carcome la creatividad de nuestra herida humanidad. Afortunadamente hay quienes se vacunan todos los días con una buena dosis de optimismo y ganas de perfeccionar su maravillosa imperfección.


El mediocre patológico no es consciente de su anomalía.

 

Doctor en Medicina y Catedrático de Psiquiatría, Luis de Rivera se ha formado, entre otras universidades, en la McGill de Canadá y en la American Academy of Psychoanalysis de Nueva York. Es presidente de la Asociación Española de Psicoterapia, dirige el Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática de Madrid y la Escuela de Psicoterapia, y es quien ha puesto nombre a una patología poco conocida: el Trastorno por Mediocridad Inoperante Activa (MIA). Cuando está a punto de publicar Patología de la Excelencia, y después de que haya explicado siete pasos para salir del acoso en El maltrato psicológico (Altaria, 2011), hablamos con él para que nos explique qué hacer si nos encontramos con un problema de estas características.

Usted describió por primera vez lo que se conoce por síndrome MIA. ¿La mediocridad puede convertirse en una patología?
Toda función humana puede volverse patológica cuando es insuficiente, excesiva o inadecuada. Las patologías de la excelencia pueden ser por defecto, como la mediocridad, por exceso, como el narcisismo y el stajanovismo o por distorsión, como la pretenciosidad y la impostura.

Todos somos, en algún aspecto o en otro, algo mediocres. Su estudio diferencia tres tipologías. ¿Nos las puede explicar brevemente?
El ser humano normal tiene una tendencia natural hacia el progreso y la superación, que intenta realizar en sí mismo y que aprecia y admira en los demás.

La mediocridad es la incapacidad de apreciar, aspirar y admirar la excelencia. El primer grado es el simple, que ni le importa ni la entiende, y es feliz con la satisfacción de sus necesidades básicas. El segundo es el fatuo, que quiere ser excelente, aunque no entiende en qué puede eso consistir, por lo que sólo puede imitar, copiar o fingir. No es dañino, aunque, si tiene un puesto importante, puede agobiar a los demás con exigencias burocráticas que sólo pretenden dar la impresión de que está haciendo algo importante. El verdaderamente peligroso es el mediocre inoperante activo, ser maligno incapaz de crear nada valioso, pero que detesta e intenta destruir a todo aquél que muestre algún rasgo de excelencia.

Algunos de los afectados por MIA tienen puestos de responsabilidad dentro de una empresa.
La gente valiosa está ocupada haciendo lo que sabe hacer bien, mientras que los mediocres dedican su tiempo a maquinar cómo trepar en la estructura. En una organización sana no tienen ninguna posibilidad, pero sí en una organización enferma. Hay otra razón. El economista inglés N. Parkinson formuló así la ley que lleva su nombre: «En una organización, todo el mundo tiende a ascender hasta llegar a su nivel de incompetencia». Cuando llega a este nivel, ya no se le asciende más, lo que explica la gran proporción de jefes incompetentes.

Hay una tercera razón, que elaboro en mi próximo libro Patología de la Excelencia: la mediocridad cumple una función social, porque, al dificultar el cambio, mantiene la estabilidad. Un exceso de líderes excelentes nos llevaría al caos, porque no habría forma de seguir y conjuntar todas sus maravillosas iniciativas. Lo mismo con un exceso de mediocres, por las razones opuestas. En la sociedad actual, la lucha entre mediocridad y excelencia es una dinámica inevitable e inescapable.

Si se trata de un jefe inoperante – o aún peor, que provoca la parálisis funcional de sus compañeros – ¿por qué la empresa suele mantenerle?
Existen empresas sanas, en las que predominan las dinámicas de creatividad, desarrollo y satisfacción personal y potenciación mutua, en las que un MIA nunca llegará a ocupar un cargo relevante, si es que logra entrar. Pero hay otras organizaciones en las que lo importante es el mantenimiento de la tradición y de las normas, la cohesión interna forzada, la impenetrabilidad a las influencias exteriores, el respeto a la autoridad establecida. Esas son caldo de cultivo de MIAs. La empresa los mantiene porque son los MIA los que la dirigen.

En alguno de sus artículos, explica que son las personas del entorno las que más sufren, ya que el enfermo no suele percatarse de que tiene un problema.
Esta es la característica esencial de todos los Trastornos de la Personalidad. El que los padece no es consciente de su anomalía, y está convencido de que son todos los demás los que están en el error. Déjeme que le cuente un chiste. La radio de un coche interrumpe su melodía musical y la voz del locutor anuncia: Atención, les avisamos de un grave peligro, un loco avanza a gran velocidad en dirección contraria por la autopista. El conductor hace un gesto de fastidio y exclama, «un loco, un loco, si fuera uno… Son todos, todos vienen en dirección contraria». Pues eso.

Si el grado de MIA es suficientemente elevado, ¿puede acabar en acoso laboral?
El MIA es un ingrediente necesario para el acoso laboral. Los otros dos son la cultura cerrada y rígida de la organización y la personalidad del acosable, o persona en riesgo de acoso, que suele ser muy apreciado en una organización sana pero totalmente insoportable en un entorno tóxico.

En El maltrato psicológico habla de siete pasos para «minimizar el daño». ¿Lo más importante es mantener la calma?
El primer paso es estar totalmente convencido de que hay que hacer algo. Que la solución empieza por uno mismo. Luego, mantener la calma. El tercer paso consiste en minimizar el daño. No te enfades con tu pareja, no te pelees con los amigos, no te pases la noche despierto maquinando venganzas. El cuarto paso es entender la situación y, el quinto; decidir cómo quieres que sean para ti las cosas. Seguidamente, debes procurar ser proactivo, no reactivo. Cuando insulto a un cliente que me ofende, estoy reaccionando. Cuando le escucho atentamente y le digo que buscaré la manera de ayudarle, estoy proaccionando. Finalmente, el séptimo paso significa convertirse en agente creativo de cambio social. No sólo sobrevivirás a tu situación de acoso y encontrarás la forma de que echen al tóxico de tu jefe, sino que descubrirás en ti un creciente interés por el desarrollo y la felicidad de los demás.

El mediocre inoperante tan sólo se ocupa de tareas repetitivas y huye de cualquier innovación. ¿Es inseguridad o vagancia?
Es necesidad de seguridad. El mediocre es partidario total del «más vale malo conocido que bueno por conocer». El consejo puede ser útil para atenuar el ansia natural de los seres humanos por lo nuevo. Pero es destructivo si se toma totalmente en serio.

Según explica, el afectado también genera grandes cantidades de trabajo innecesario, imponiéndoselo a los demás, para que sólo tengan tiempo para dedicarse a tareas burocráticas. ¿La frustración que produce puede convertirse en problemas de ansiedad y depresión?
Que el trabajo tenga sentido es un motivo de satisfacción para la persona normal. La frustración burocrática viene por tareas repetitivas e innecesarias, que no facilitan el esfuerzo ni el rendimiento, y que se perciben como carentes de utilidad y sentido

Vayamos al otro extremo. ¿Cómo potenciar la creatividad en un entorno laboral? ¿Será un grupo más productivo?
Existe un nuevo concepto de organización laboral basada en la participación y el progreso personal. Los modelos antiguos fueron el autoritario (siervos y esclavos) y el de mercado (compraventa de servicios). El futuro es la cooperación creativa en un objetivo común. Está por desarrollar, pero hay mucha gente en ello.

(La entrada original aquí)

Agave Azul… líquido impetuoso ¡a tu salud!

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Raro encanto de la vida.
Atraviesa el cuerpo y me da la sensación,
sólo por ese instante,
de que me he vuelto transparente a su paso,
me discierne de arriba abajo.
Todo de un golpe y por un instante.
Después,
el ácido que es la comparsa alegre,
el ácido que celebra el momento que le sigue al ímpetu,
como la apoteosis que concluye… esa sí,
despacito, para que se quede en los labios,
para que desaparezca mientras la lengua la saborea sin prisas,
para que el cuerpo sienta el calor que lo envuelve desde dentro
y los ojos sientan la chispa que de ellos sale,
para que la garganta se aclare y el deseo se exalte
mientras que, una vez más,
el líquido dorado nuevamente llena el cristal delgado, pequeño…
una dosis a la vez,
de un golpe,
para que todo suceda sólo por un instante.

agaves azules

Tomar tequila es un raro encanto que debe ser saboreado así, de golpe, todo a la vez. El tequila no se saborea de a poquitos como los licores, el tequila no se arrulla en la mano mientras gira tocando el cristal de la copa con el coñac ni se pierde entre la transparencia helada que lo diluye como el whisky en las rocas.  No.  Para mí, el tequila se deja sentir todo de golpe y el sabor de la tierra que lo cultivó, el calor del sol que lo cubrió, las maderas que lo añejaron, pasa desde la lengua hasta las entrañas, dejando en el cuerpo el azul fulminante del agave que lo produce.

Agave significa noble, admirable y sí… así es el tequila: una bebida que a pesar de su alto contenido alcohólico y la fuerza de su sabor, es noble y admirable. Dos, tres… cuatro… cinco, sí, hasta cinco y mis sentidos permanecen en su lugar.   Seis para empezar a volar… siete… ocho y respirar comienza a ser una acción consciente en el inconsciente de la nubosidad que me vuele por dentro. Pueden existir tequilas en todo el mundo pero, así como no todos los vinos blancos y espumosos son champagne, no todos los tequilas son 100% de Agave Azul. Como sucede con el refinado champagne, el tequila también es de origen controlado y únicamente los que son producidos bajo estricto control de calidad en el lugar de origen pueden llevar este nombre.


Ver las colinas azules del bajío mexicano es una poesía para los ojos. El tono azul verdoso con el que se extiende el agave azul, anuncia la nobleza del líquido que se extrae de su interior a lo largo de un proceso que dura 8 años más o menos desde que se siembra hasta que llega la hora de la jima que consiste en separar de la piña (que está bajo la tierra) las pencas de agave cuando esta ha alcanzado su adecuado desarrollo. Las piñas entran a los molinos para la extracción y separación de la fibra, después llega el momento de la hidrolisis
, en el quela insulina se convierte en fructosa por medio de procedimientos térmicos, un proceso químico del que depende el perfil del líquido final.


A partir de los azúcares extraídos del agave, (sólo los azúcares del agave, sin ningún otro agregado da el Tequila 100% agave DOC) los jugos son enviados a unas tinas de fermentación y adición de levaduras para obtener el mosto que se transforma en alcohol etílico y bióxido de carbono, proceso en el que el tequila adquiere sus características sensoriales finales, que varían de acuerdo a la temperatura, el PH y la contaminación por organismos que le hagan competencia a las levaduras.


Y el mosto se depura mediante la destilación en los alambiques en dos tiempos para obtener el líquido de alto contenido alcohólico, para ser filtrado y envasado con etiquetas que denominen su calidad: Tequila Blanco ajustado para uso comercial con agua. Tequila Joven o Tequila Oro, la combinación del Blanco con el Reposado. O bien, mandarlo a maduración en barricas de roble o encino por lo menos durante dos meses para obtener el Tequila Reposado, o darle más tiempo para obtener el Tequila Añejo o el Tequila Extra Añejo.


Agaves azules, toque rosadoUn caballito… un limón partido en cuartos… una pizca de sal sobre el borde exterior del dédo índice de la mano que toma el caballito (la copita de vidrio característica para tomar el tequila) y … todo de un jalón… fuerte, desgarrador… mágico…

Azul, por un instante,
sólo por un instante…
azul dorada, añeja y reposada
para ser saboreada de golpe y permanecer por siempre,

Tita.

 

 

 

septiembre 15th 2011 Joyas de todos los días

Preguntas sin resolver, ocasión para vivir

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Te suplico, ten paciencia con todos aquellos detalles sin resolver que guardas en tu corazón e intentes amar las preguntas por lo que significan en realidad, como si fueran misteriosos cuartos cerrados con llave o antiguos libros escritos en idiomas desconocidos.

No busques las respuestas que no te serán dadas, posiblemente no estés listo para vivir con las respuestas.

Si el punto es vivir todo, entonces vive la pregunta ahora; tal vez entonces, algún día, en un futuro que pudiese estar lejano, sin siquiera notarlo, vivirás gradualmente el camino hasta la respuesta.

El amor es la ocasión única de madurar, de tomar forma, de llegar a uno mismo a ser un mundo para el amor del ser amado.

Rainer Maria Rilke

¡Te invito a bailar!

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Lunes y miércoles grupos para
principiantes 19:30 a 20:30

intermedios 20:30 a 21:30
C.I.M.A. Avenida Av. del Sol 222, SM.45
Informes 887 72 61 ó 99 8186 88 82.
Maestra: >Daniela de la Mora.

Para mí, la danza es vida, es presente, es belleza, es fortaleza, es un momento que trasciende y permanece transformándose en alegría. Lograr sentir cada uno de los músculos que se mueven, separando las partes del cuerpo que generalmente muevo al mismo tiempo y sin pensar en ellos. Sentir de manera particular los hombros, seguir el ritmo con movimientos circulares de los músculo del tórax que hacen girar el pecho, fluir en la cadencia de los círculos que se marcan con la rotación de las caderas, marcar el arco del pie y sentir el piso en la punta del dedo, girar con los brazos en alto mientras los pies apenas rozan el suelo. Danzo por todo eso pero también porque en la danza, especialmente en la danza oriental, he encontrado salud para mi cuerpo. El ritmo y la coordinación de las distintas partes del cuerpo, la memoria, la corrección de la postura, el fortalecimiento de mis tejidos musculares, sobre todo en la parte del abdomen y la pelvis.

Los dolores pre menstruales desaparecen después de una sesión de baile. Me siento concentrada y conectada con mi centro energético, y definitivamente el estres o la tristeza, enojos o frustraciones desaparecen apenas la música empieza a resonar en mi cuerpo. He aprendido a aceptar y admirar mi cuerpo, me gusto y me gusta sentir como ese placer fluye y se manifiesta en cada momento del día. Me siento hermosa, me siento feliz por lo tanto ¡me ven hermosa! Una belleza que nace del amor a mí misma. He descubierto lo que puede hacer mi cuerpo. La belleza es eterna, no importa la edad que tengas para formar parte de estos maravillosos grupos de danzas femeninas.

Además de todo esto, es hermoso poder disfrutar de la convivencia con otras mujeres que comparten la alegría de danzar, la complicidad de planear presentaciones, pensar en la combinación de colores para nuestros vestuarios, maquillarnos juntas y lograr sincronizar nuestros movimientos en las coreografías.

Por eso bailo, y ese espacio es especial porque es para mí. Me dedico a mí misma, me admiro, veo mis errores y trato de corregirlos, aplaudo mis logros y sonrío y comparto las sonrisas de mis compañeras de baile.

Es por eso que ¡te invito a bailar! Peregrina.

¿Qué viene primero, la felicidad o la sonrisa?

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Interesante reflexión… Creo que el autor del siguiente texto es Ringu Tulku Rinpoche, monje budista, de lo que sí estoy segura es que me he encontrado una razón más para sonreír siempre.

«Muchos responden que la felicidad vienen en primer lugar, pues piensan que la alegría o felicidad son el detonante de la sonrisa. Piensa en esta pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que sonreíste plenamente? Muchos no sonreímos plenamente de manera consciente. Esta es una meditación que podemos hacer a cualquier hora. No se requiere equipo o vestimenta especial. Puedes sonreír conscientemente durante el día y seguir practicando esta meditación cada vez que te acuerdes. Úsala en especial en tu trabajo.

Es fácil practicar esta meditación. No importa lo que estés haciendo, cuando te acuerdes, sonríe. No tiene que ser una gran sonrisa, una que enseñe los dientes, aunque no está mal si la quieres hacer de esa manera. Está muy bien si solamente sientes que las comisuras de los labios se mueven hacia arriba. Vas a sentir que los músculos de la cara se estiran y puede ser que te cuesta trabajo moverlos. Mantén esa sonrisa por unos segundos de manera consciente. Respira lento varias veces con ese gesto en tu cara. Ahora con esa sonrisa en tu cara, voltea alrededor y date cuenta que las cosas son como son. Al sonreír aceptas todo lo que sucede en tu entorno, sin preguntas, Todo lo que sucede lo aceptas con una sonrisa. En este estado no hay resistencia o irritación, solamente paz.

Esta meditación es muy poderosa pues expresa de manera no verbal la aceptación del mundo externo. Adicionalmente es un constante reconocimiento del ego, ese «yo» falso e infeliz. Sonreír le comunica a tu ego que nada de lo que sucede en este momento tiene un impacto verdadero en lo que de verdad vale la pena, lo que verdaderamente importa.

Es una sonrisa cálida y compasiva. Sonríes ante las fanfarronadas de tu ego y aceptas totalmente que él, tu ego también es parte de todo lo que existe. La sonrisa te recuerda que el ego es una parte separada de tu verdadero ser y que ahora tu verdadero ser es el que observa al ego y amablemente lo acepta. Tu ser verdadero está formado de amor puro, no es avaro o centrado en sí mismo.

Muchas personas se sienten incómodas con el concepto de ocuparse de ellas mismas. Piensan erróneamente que es egoísmo, ocuparse de uno mismo. Quienes han avanzado en su camino espiritual saben que no es así. Solamente tu verdadero ser es capaz de extender la gracia y compasión con la meta de no recibir algo a cambio. Y para poder compartir nuestro amor y compasión hacia otros en necesario extenderlos hacia nosotros mismos. 

Así que hoy inicia una meditación sonriente. Sonríe y mantente en plena atención de cuánto tiempo toma que tu práctica de sonreír conscientemente impacte al mundo a tu alrededor.   Namasté»

¡Sonriente!
Peregrina.

septiembre 3rd 2011 Joyas de todos los días