Esperanza para las flores

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¿Qué se siente ser oruga? De una u otra forma todos somos orugas, estamos en proceso de metamorfosis. Después de todo, el ser humano no fue creado sólo como un cuerpo físico, sino que se nos donó la esencia de la energía que nos creó y es hacia esa transformación hacia la que se encaminan nuestros pasos cada día. Somos orugas, pero no sólo orugas.mariposa transparente

Hay un libro que se cruzó en mi camino cuando tenía 16 años. Mi primera traducción. Curiosamente,no soy traductora y sin embargo desde entonces la vida me ha puesto a traducir muchos textos y en más de un idioma. El caso es que, como lo dije cuando inicié esta ventana, las primeras veces siempre son memorables.

Hope for the flowers de Trina Paulus.

Ese fue el primer libro que traduje. Tenía 16 años, mi inglés era incipiente y no sabía nada sobre gusanos, orugas, capullos y mariposas. Creía en las hadas y veía la magia que se desarrollaba a mi alrededor sin preguntarme qué cosa era en realidad. Mi abuela, que no hablaba inglés, compró ese libro porque lo vio en la librería y le gustaron los dibujos. evocacionRecuerdo que mi abuela me dijo: “Lala, tú ya sabes inglés y además, sabes escribir muy bonito, ándale, escríbemelo en español aquí al ladito” Y así fue, en mi medio inglés y recortando cuadritos de papel cebolla a la medida de los espacios en blanco que tenía cada hoja, fui escribiendo con una Smith-Corona cada uno de los pequeños párrafos de la historia. Fue entonces que, por primera vez, me vi como mariposa. Todavía sigo siendo oruga, pero sé que un día voy a ser mariposa. Hay veces que siento que ya estoy dentro del capullo, porque quisiera volar y no puedo, quisiera avanzar y no puedo, me siento seca, como se deben sentir las orugas cuando han pasado mucho tiempo dentro del capullo en un sueño profundo, conscientes de que deben despertar y no lo logran. Otras veces me siento aún oruga, porque me arrastro lentamente y veo muy lejos las metas a las que quiero llegar. Me apilo y lucho por subir como Rayado sin lograr llegar a ningún lugar, pero, me sueño como mariposa. Así como Amarilla, sé que soy mariposa y que voy a volar muy alto, que puedo alcanzar mis sueños, que el sentido de la vida es más que esta búsqueda que no termina. Estoy convencida de que ese día va a llegar, voy a volar.

isabellina1Hoy estoy en el capullo con la esperanza de renacer, sin la certeza de poder renacer, porque no todos los capullos se abren y no todas las orugas llegan a salir vivas del capullo.

Así me siento hoy, tengo la esperanza de poder salir, tengo la esperanza de poder desplegar mis alas. Yo sé que son hermosas, sé que me llevarán lejos, sé que podré volar y descubrir la razón por la que estoy en este mundo. Pero hoy estoy en el capullo y todo es silencio y obscuridad. Me toca esperar sin desesperar.

La seda me envuelve, estoy encerrada en mis propios hilos de seda.

En mi interior, soy mariposa, esa es mi esencia.

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Quiero volar.

Será que por eso bailo…. Peregrina.

Para bailar sólo hay que abrir las alas.

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I.

Para bailar sólo hay que abrir las alas.

Soy utopía que etérea mueve el viento que me rodea.

Mi esencia femenina brota a través de la danza y al compás de mujeres hermosas, redescubro mi amor por el universo.

Al bailar me transporto a mi interior y me escucho, me quiero.

Sutil, suave…

Surge…

Soleado secreto sensual, sabido, sabio… De siempre…

El mar es intenso, como mi danza, libre y espontáneo.

Me conecto con el movimiento eterno de los elementos: el fuego de la tierra, el susurro del viento, las alas del agua y ¡me siento viva!

Extiendo mi brazo que se continúa con el viento y crece y se vuelve canto.

Hermosa la sensación del aire acariciando mi cuerpo mientras me muevo, mientras danzo, mientras fluyo.

El ritmo se expande por mi cuerpo y libera mi alma, libertad, danza, velo susurro de amor, diversión de niña, libertad de mujer.

Siento el aire por todo mi ser, me siento libre, esa es la danza para mi.

Con cada movimiento descubro a la gran mujer que soy.

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II.

Danzo con el mar que acaricia mi piel. Soy mujer de arena y viento, niña danzarina que se mira al espejo. La música del alma la lleva al cuerpo y entonces de la melodía y la danza, surge una mujer.

Fluye por tu cuerpo y con ella haces una danza, danza con tu alma y completas tu yo.

La danza es pasión, la danza es amor, la danza es locura, la danza soy yo.

La música entra en mi, me dejo guiar por mis alas en movimiento, espirales de luz, sonrío en contento.

Escucho la música y mi mente baila, el corazón se mueve, se mece, el cuerpo entero vibra y mi alma se adormece, se entrega, se pierde y yo me encuentro.

La danza es la expresión dormida de mi ser, la que hace aparecer lo que pensé que estaba olvidado o que no existía: La sensualidad, la alegría, la femineidad.

Soy mujer: con mi alma contenta, con mi corazón tranquila y con mi mente libre al bailar. Soy mujer, mi yo mujer es parte de mi yo bailarina y las dos se unen con alegría.

Se funden en el goce de la música y celebran la danza, la sensualidad, el amor, la existencia, el ser, el vivir, el sentir, en cada paso, en cada movimiento, en cada estrofa de la melodía.

Ser mujer lo celebro bailando y compartiendo el dar del baile.

Gracias a Dios y a la vida por este regalo.

En la distancia oigo la música tan cálida y armoniosa a su paso, sin embargo, suena tan lejana como el canto del mar, infinito… Escucha… No es la música, de fuera, es la música que emana de mi centro.

Mujer de sangre, mujer de viento, mujer de coraje y mujer de aliento.

Pero cuando saltan los velos, el viento y el fuego danzan perpetuos.

Peregrina, bañada por la luna llena.