Un momento es un instante de tiempo, un suspiro, un parpadeo, un abrazo que se prolonga en el ímpetu de su creación. Nuestras vidas son una cadena infinita de instantes. Si pienso que la duración del momento viene definido por el ímpetu que lo conforma, entonces siento con mayor claridad la pasión de cada palpitar de mi corazón, la creación de mi vida, momento a momento. En este instante soy consciente de cada latido de mi corazón y del ímpetu con el que impulsa el fluido de la vida a través de mi cuerpo, y entonces, me encuentro con los instantes que se han hilado para tejer mi historia. El amor crea y recrea, el amor es el ímpetu que genera nuestros momentos, la energía que nos da instantes de vida.
Hoy me despertó el ímpetu de un pensamiento. El pensamiento de un momento. El deseo de revivir ese instante que generó una energía mágica en mi interior, una chispa que me invita a seguir hilando momentos en mi historia, el ímpetu de energías que se unieron y separaron para volver a buscarse y encontrarse, en ese frenesí que las expande y contrae para crear universos mágicos que duran un momento, tan largo como el ímpetu del pensamiento lo desee… En el recuerdo, un momento puede ser eterno y volver a vivirse una y otra vez con la misma fuerza con la que se vivió en el instante de su creación.
En el abrazo del momento,
Peregrina.