No se va a apagar
Comentarios desactivados en No se va a apagarTú luz me guía. La obscuridad será mucha pero tú luz seguirá encendida. Tú me has tocado y he sentido el infinito en mí.
Peregrina por siempre.
Tú luz me guía. La obscuridad será mucha pero tú luz seguirá encendida. Tú me has tocado y he sentido el infinito en mí.
Peregrina por siempre.
A primera vista no sabemos si se trata de un espejo. Necesitamos observar para saber cuál es la fotografía original y cuál su reflejo. El agua es tan transparente que es difícil saber si es agua o cielo.
Observar nos da la posibilidad de ver más allá de la claridad del agua. Observarnos nos hace ver lo más profundo de nuestros sentimientos, la realidad de nuestros pensamientos, nuestro verdadero yo.
Podemos engañar a quienes nos ven, pero no a quienes nos observan con su corazón.
Dulces sueños, Peregrina.
Déjà vu. Me ha pasado varias veces. Casi a todos nos ha pasado por lo menos una vez. Las últimas investigaciones científicas dicen que se trata de un “defecto” de la memoria, que relaciona o asocia situaciones presentes con las ya sucedidas en el pasado… sea lo que sea, cuando se tiene esa sensación de haber visto o vivido lo que se está viviendo pues, sí, en ocasiones causa escalofríos.
Otras veces, lo que nos maravilla es la coincidencia o casualidad: pensar una palabra y escucharla en boca de alguien más justo antes de pronunciarla, o imaginar una escena y leer algo parecido en un libro. No es precisamente el clásico déjà vu pero de la misma forma enfocamos nuestra atención al suceso. No es la novedad lo que le da el toque curioso al suceso que estoy por contar; lo extraño es que quedó plasmado. Anteriormente habían sido sólo pensamientos, sensaciones, tal vez algún comentario vago con la persona que me acompañase en esos momentos, pero nada más.
Curiosamente, hoy vi una película en la que escuché la palabra que no había usado en mucho tiempo y al oírla y ver lo que sucedía en la historia me vino a la mente lo que escribí anoche sobre las ideas y los pensamientos.
Kismet no es una palabra común, no en español, no en el entorno en el que me desenvuelvo. La conocí leyendo un artículo sobre el Corán y desde entonces no son muchas las veces que la he vuelto a escuchar o leer. Probablemente quienes vivan en países de alta influencia musulmana la escucharán con mayor frecuencia pero no es mi caso.
Y sin embargo, la escuché. En medio de una serie de frases ¡clin! sonó en mi mente más fuerte que cualquier otra palabra y sonreí porque, sí, el destino existe.
A este punto me queda sólo recordar una frase de Paul Auster que leí hace algunos meses: “El azar es un medio de recordar que no sé nada, que el mundo en que vivo nunca dejará de escapárseme”
Y bien, sí… atrapo únicamente instantes y por cada instante que vivo con intensidad dejo volar mil. Me maravillo con una palabra y en el fondo de cada frase se pueden esconder un universo de ideas y pensamientos. Y es que cada vez estoy más convencida de que todos somos uno y aunque nos sea difícil reconocer la repercusión de lo sutil, “nadie puede cortar una flor sin perturbar una estrella”
Kismet, todo está planteado, puesto ante nosotros como un lienzo blanco y pinceles con colores listos para ser usados. Me queda la sensación de que todos somos frutos de la casualidad.
¡Carpediem! Peregrina.
La creatividad es la expresión del espíritu, la manifestación del pensamiento, la expansión del amor hacia el infinito. La naturaleza es la expresión del gran Espíritu, la manifestación de su Pensamiento que continúa expandiéndose en un deseo constante de armonía y perfección infinita. Somos pensados segundo a segundo. Cada una de las vidas que existen en esta creación siguen siendo imaginadas y creadas a través de esa manifestación-pensamiento.
Somos libres de actuar y somos dueños de los actos que nos nacen de pensamientos que manifestamos a través de ideas y sueños que transformamos (consciente o inconscientemente) en obras con las que vamos formando los caminos por los que andamos… sin embargo… ¿De dónde vienen esos pensamientos que nos empujan a actuar? ¿De la meditación? ¿De la reflexión? ¿De los sueños? ¿De nuestro espíritu que intercambia ideas con el Espíritu? ¿Será que somos parte de ese mismo pensamiento creador?
Kismet, destino… ¿sí?
En busca de respuestas, Peregrina.
Comienzo con la libertad: Jarabe de Palo cantando con La Mari, acompañados por la danza de La Shica. Me gusta mucho el conjunto de este videoclip. Las palabras, el baile, la forma en que se acompañan… La armonía de la libertad.
Es maravilloso poder compartir la vida con personas que respeten nuestros sentimientos, nuestra forma de pensar, que acepten nuestras discrepancias y comprendan nuestras lágrimas. Que gocen de nuestra alegría y se contagien con nuestras sonrisas. Nos acompañen en las tristezas y nos levanten cuando no tengamos fuerza de hacerlo solos.
Agradezco a la vida por poder abrir las alas y dar tantas vueltas como necesite y poder regresar al nido, sabiendo que seré recibida con la calidez de un abrazo sincero.
Pido la sabiduría para aceptar las decisiones de quienes están cerca de mí, prudencia para no interferir en sus sueños para que también ellos vuelen alto sintiéndose libres de crear su entorno y brillar con luz propia.
Libertad es mi deseo para todos en esta noche.
Imaginen la obscuridad de una sala de cine, la luz tenue de la pantalla que comienza a mostrar imágenes de los Alpes franceses. El silencio del bosque y un cielo azul intenso, sin nubes, la sensación del viento frío. Pareciera que el tiempo se hubiera detenido y sin embargo tiempo fue lo que se necesitó para poder realizar esas tomas. Tiempo y paciencia para dejarlo pasar sin perder la esperanza ni cambiar la visión.
Generalmente, hacer una película toma tiempo, algunas más otras menos, dependiendo del proyecto pero… ¿21 años? ¡21 años para ver realizada una idea!
Me refiero a El Gran Silencio, un documental dirigido por Philip Gröning quien manifestó una gran tenacidad de espíritu y seguridad en su deseo de realizar este proyecto. Esperó hasta escuchar la respuesta a la solicitud que hiciera a la Orden de los Cartujos en 1984. Después de 17 años lo llamaron para aceptar, bajo ciertas condiciones de austeridad y silencio, que entrara al Monasterio y conviviera con los monjes durante un año. Dos años para prepararse antes de comenzar, dos años más en la postproducción… 21 años.
21 años para mostrar al mundo silencio. La vida en contemplación, el simple hecho de vivir el presente de la manera más austera y pura. Al inicio el impacto de esa austeridad de vida reflejada magistralmente en las imágenes crea una cierta ansiedad, se espera la aparición del primer actor, de la primera línea, en fin, poco a poco la ansiedad se torna en curiosidad hasta que el silencio va abrazando al alma y se entra en contemplación. Difícil creer que en un cine se pueda encontrar el espacio para la contemplación, porque después de un rato se deja de ver la película, los sentidos empiezan a afinarse y llega a crearse un encanto particular. El silencio seduce. La repetición de las actividades siguiendo un ritmo que crea armonía en la vida de los hombres que habitan el monasterio. Repetición, ritmo, silencio.
Contemplar la contemplación de otros. Entrar en silencio en la vida de quienes escuchan únicamente los sonidos de la naturaleza, los producidos por la vida diaria sin intervenir con las voces, haciendo que los pensamientos se manifiesten a través del trabajo y lograr que de la rutina diaria nazca la gran meditación a medida que se entrega en la perfección del trabajo y se vive el gozo del hacer.
En la carrera de nuestro vivir cotidiano dejamos de percibir la felicidad en los momentos simples y entonces buscamos grandes empresas que nos roban cantidades de energía, nos agotan. No nos percatamos de los olores que nos rodean, ni de la paz que nos proporciona respirar profundamente y saborear con calma los alimentos que consumimos.
Cada uno de los cuadros que nos presenta Philip Gröning nos invita a la meditación, a buscar en el silencio de nuestro interior, a vivir en contemplación. La campana que cada cierto tiempo anuncia el cambio de actividad. Un avión que cruza por el cielo infinito, tan alto, en silencio. De repente, una excursión en la que los hombres dejan salir sus voces en gritos de júbilo al deslizarse por la colina nevada como si fueran niños pequeños. Las manos jóvenes de un hermano que cura la piel seca y ajada de un anciano. Los cánticos de los monjes que se reúnen para orar a la luz de las velas. Repetición, ritmo silencio. Una y otra vez
Entre 19:30 y 20:00 horas: Acostarse.
23:30: Levantarse y oración en la celda.
00:15: Maitines seguidos de laudes (en la Iglesia). Laudes de la Santísima Virgen (en la celda), acostarse.
6:30: Levantarse.
7:00: Prima-Angelus.
8:00: Misa conventual en la iglesia. Lectio divina (lectura meditada de la Biblia).
10:00: Tercia. Estudio-trabajo manual.
12:00: Angelus-Sexta.
Comida-Recreación (trabajar, leer, tomar el sol…).
14:00: Nona.Trabajo manual-estudio (el equilibrio entre ambos será diferente en cada caso).
16:00: Vísperas de la Santísima Virgen.
16:15: Vísperas en la Iglesia. Colación-lectura-oración.
18:45: Angelus-Completas.
19:30-20:00: Acostarse.
No es que tengamos que permanecer en silencio y dejemos de interactuar con nuestros semejantes. Definitivamente esa es una elección de vida y se necesita vocación, pero sería interesante poner en práctica la dedicación al momento presente, enfocar nuestros sentidos en lo que hacemos y sí, en lo que decimos, para que cada una de nuestras palabras tenga un sentido constructivo y positivo para nuestra evolución y la de quien nos escucha.
Para mayor información sobre el estilo de vida Cartujo: http://www.chartreux.org/index.php